Esta semana ocurrieron dos hechos de trascendental importancia para el país y para los venezolanos. Una es de tipo internacional porque Venezuela, en la persona del historiador Samuel Moncada, se convierte en vicepresidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Y esta designación tiene dos curiosidades. Una, es la primera que Venezuela es escogida para tal cargo y representar a la región latinoamericana y caribeña; y dos, que no hubo votación, sino una ovación general al embajador por su excelente papel en ese organismo.
Moncada indicó en su cuenta personal que “por primera vez Venezuela es elegida a una de las vicepresidencias de la Asamblea General de la ONU. El Imperio de EEUU fue el único en oponerse porque reconoce al gobierno títere que inventó para robarle CITGO a los venezolanos. Para eso sirven los agentes locales de EEUU. “, afirmó.
Tal hecho debió taparle la boca al fatuo liderazgo de la oposición, signado por la incompetencia y la corrupción. Y por supuesto que el Big Brother no debió estar muy de acuerdo con tal designación. Pero lo cierto es que, por conveniencia o por reconocimiento, Venezuela es uno de los países más importantes del planeta. Aunque, en honor a la verdad, todos sabemos que la ONU no es más que un elefante blanco, que no ha servido ni siquiera para detener la matanza que realiza el sionismo en Gaza y Rafah, pero visto en términos diplomáticos, el nombramiento tiene un peso específico. Porque, además, había unos cuantos países europeos que habían hecho lobbie para lograr tal nombramiento. Y el hecho de que no hubiera una convocatoria a votación, evidencia que tantos las naciones árabes como las africanas y las asiáticas, tenían interés en que una personalidad de la talla de Moncada asumiera el alto cargo.
Eso significa que el interés del Big Brother y de la oposición por invisibilizar al país, no ha dado ningún resultado. Y viéndolo con frialdad, todos necesitan petróleo, por lo que todos necesitan ser panas de Venezuela. Y este, es un hecho real.
El otro hecho no menos importante, es de orden nacional, pues Nicolás informa, sin mucho aspaviento, aunque debió ser con bombos y platillos, que el gobierno ha construido la vivienda número cinco millones, desde que el programa Misión Vivienda fue inaugurado por el Nieto de Maisanta en el 2011. Vale decir, que en 13 años se han construido 384.615 viviendas por año, 32.051 por mes, o sea, 1.068 por día.
Eso significa que ni cuando el comienzo del bloqueo, ni cuando el periodo de la pandemia, ni cuando los peores momentos de la economía del país, se dejó de construir una vivienda. Fue una tarea indetenible y permanente. Cinco millones de viviendas se dicen fáciles, pero hagan números para que vean cuánto le cuesta al Estado construir cinco millones de viviendas. Es decir, millones de grifos, millones de pocetas, millones de lavamanos, millones de metros de tuberías tanto de agua como eléctricas, millones de metros de cable, millones de puertas, millones de ventanas, millones de metros cúbicos de arena y cemento y millones de bombillos. Por si fuera poco, millones de camas, millones de lavadores, millones de cocinas, millones de televisores. Y hay una salvedad adicional: hasta ahora a nadie le han cobrado un centavo por vivir allí, incluyendo los miles de venezolanos que se fueron del país en la crisis reciente, y sus viviendas les fueron respetadas, regresaron con las tablas en la cabeza y allí estaban sus casas y apartamentos, nadie los echó ni siquiera por las deudas que acumulan. No hubo venganza por lo malagradecidos que fueron. Simplemente los esperaba un tremendo apartamento de tres habitaciones y dos baños más sala y cocina y solo tuvieron que regresar, instalarse y ponerse a trabajar para retomar sus vidas y olvidar los traumas que le dejaron otros países donde trabajaron 16 horas diarias de lunes a lunes.
Pero hay un elemento más en esta noticia, y es que ningún país en el mundo ha construido 5 millones de viviendas para sus ciudadanos. Ninguno. No sé si China, porque no tengo datos precisos. Es probable que sí. Vale decir, que ni en los peores tiempos del país, cuando debíamos hacer una cola de mediodía para comprar un paquete de harina para hacer arepas, se dejó de construir viviendas. Y eso tiene un valor incalculable y es algo que nuestros incompetentes medios de comunicación, deberían estar informando con una campaña inteligente. Porque las cosas hoy día se olvidan demasiado rápido.
En mi opinión es la noticia más importante del país, pero que además debería ser la bandera permanente del gobierno, para evidenciar que, a pesar del enemigo, de los brutales bloqueos, de una oposición salvaje que se dedicó a saquear y a robar, a pesar de la presión, el gobierno no se detuvo en la construcción de viviendas. Y eso tiene un gran valor, aunque no tape los errores cometidos, pero los venezolanos deben saber, todos los días, que es el único país del mundo que ha construido 5 millones de viviendas y que hasta ahora no se le ha cobrado un centavo a nadie.
Los problemas comienzan a revertirse y el país comienza a estabilizarse. Como dirían los españoles “en hora buena”
Caminito de hormigas…
“Bueno hermano, qué quieres que te diga. Todos tenemos la misma conclusión. No está bien de la cabeza. Incluso fue gente a Miami a plantear la situación, pero es una loca con poder. Tú te imaginas lo que sentirá ese montón de gente cuando vaya el 28 a votar y no esté la foto de María Corina por ninguna parte. Está tan loca que no sabe el daño que hace. Pero qué podemos hacer”, me comentó un dirigente de la oposición.
Rafael Rodríguez Olmos
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