Hemos llegado al camino trastocado. Impera el odio y la intolerancia. Desmantelado el cuerpo social planetario. La rabia y la barbarie sustentan la política mundial.
Los talibanes no solo existen en Afganistán
Están repartidos en el mundo y quien podría creer, tienen mayoritaria representación en el comité de los derechos humanos de la ONU. Su creencia es la violencia y si alguna doctrina tiene es la denominada “woke”, cuyos pilares son el fundamentalismo identitario y la hostilidad racial. Cuando asesinaron a George Floyd, desafiaron las calles del mundo y activaron sus asociaciones, apoyados por la izquierda terrorista y con recursos del foro de Sao Paulo y Puebla, recolectores de los ingentes apoyos materiales proporcionados por el socialismo del siglo XXI.
Ante la muerte de los militares americanos y más de 100 personas de distintas nacionalidades, no se han visto las protestas en las calles de Nueva York y Washington, como las desencadenadas ante el monstruoso crimen de Floyd. Ha callado el Senador Sanders y la Representante Acacio Cortez, dirigentes las protestas de en esa oportunidad y hoy no han dicho palabra alguna ante estos asesinatos masivos. El silencio es persistente con los crímenes de los Talibanes Cubanos, del monstruoso talibán nicaragüense y tampoco se ha visto al talibán Petro pidiendo justicia.
Se han dormido las feministas y callan ante las atrocidades contra las mujeres no solo de Afganistán, sino de las cubanas, las nicaragüenses, la expresidenta boliviana Jeanine Añez, azotada por el talibán Evo Morales, en cruda venganza por enfrentar el fraude comprobado en Bolivia. Es conocido, los talibanes negociaron con EEUU, y sin ningún miramiento incumplieron lo pautado. Es su manera de actuar. México no es Kabul, pero allí la sombra talibán es un claro reflejo. Los terroristas en todo el planeta persiguen lo mismo: destruir la libertad y avanzar en la violencia y en la guerra. Las hordas del narcotráfico se están adueñando del mundo.
Los nuestros son clase aparte
Los talibanes en Afganistán van a por lo que ya Maduro tiene:
Rutas abiertas a la droga
Ejército institucionalmente a su servicio
Empobrecimiento de la población
Mujeres, que las feministas nunca han nombrado, sufriendo el padecimiento junto a sus hijos. Azotadas por el látigo rojo.
No existe diferencia entre Kabul y Caracas. En sus calles manda el terror, apoyado por fuerzas de seguridad, como las temibles FAES, cuyos integrantes nada envidian a los hombres armados en Afganistán. La mayoría de pobladores quieren marcharse ante tanta ignominia. De Venezuela ya son 6 millones. Igual crece la diáspora en el resto de países gobernados por los talibanes de la hoz y el martillo.
En Kabul como en Caracas, destruyen los medios de comunicación o se los roban. En cuanto a la violencia entre Afganistán y Venezuela no se llevan mucho: miles de presos, asesinados, torturados.
No es un problema religioso, es la ley de la selva comunista. Senador Sanders: Diga algo por las víctimas de ahora como lo hizo cuando estaba en campaña. No siga escondiendo el trapo rojo.
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