Ciudad del Vaticano, 25 de abril de 2025. — Con una ceremonia discreta, pero profundamente simbólica, el Vaticano selló este viernes por la noche el ataúd del papa Francisco, poniendo fin oficial a los tres días de velorio del pontífice en la Basílica de San Pedro.
Durante este tiempo, aproximadamente 250.000 personas de todo el mundo se acercaron a rendir homenaje al primer papa latinoamericano y jesuita, cuya figura marcó un antes y un después en la historia reciente de la Iglesia católica.
El rito litúrgico fue presidido por el cardenal camarlengo Kevin Farrell, encargado de gestionar el período de sede vacante tras la muerte del papa. En la ceremonia, celebrada a puerta cerrada, se cumplió con la tradición de colocar en el interior del ataúd objetos emblemáticos del pontificado: el palio, monedas conmemorativas y una escritura que resume los hitos más relevantes de su pontificado.
Farrell también cubrió el rostro del pontífice con un velo de seda blanca y bendijo el cuerpo con agua bendita, en un gesto solemne acompañado por cánticos breves, oraciones y un momento de silencio colectivo.
El Vaticano informó que altos funcionarios eclesiásticos de distintas partes del mundo estuvieron presentes en la ceremonia, incluidos representantes de América Latina como el arzobispo de Venezuela y un prelato brasileño, así como algunos familiares del papa Francisco. También asistieron sus secretarios personales y cardenales con roles formales en el funeral, como el estadounidense Roger Mahony.
Fuera del recinto, miles de fieles se congregaron en los alrededores de la plaza de San Pedro, en una jornada marcada por el feriado nacional del Día de la Liberación en Italia, lo que facilitó la asistencia masiva de locales y peregrinos internacionales.
La misa funeral está programada para este sábado a las 10:00 a.m. (hora local), frente a la Basílica de San Pedro. Con este acto, comenzará el tradicional novenario: nueve días consecutivos de misas en honor al papa fallecido, como parte de las antiguas tradiciones fúnebres del Vaticano.
Fiel a su estilo sencillo, Francisco pidió ser enterrado en un solo ataúd de madera, en contraste con la antigua costumbre de usar tres ataúdes de ciprés, plomo y roble. Un gesto más que subraya el carácter humilde con el que condujo su papado.
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