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¿Sabes cómo aplicar la inteligencia emocional en el trabajo?

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Motivación, incentivos, sistemas de compensación, flexibilidad horaria, son algunos aspectos que probablemente ya conozcas puesto a que estos juegan un papel crucial a la hora de mejorar el capital humano de una empresa. Ahora bien, entre todos los factores positivos y cualidades que las empresas han de tener en cuenta, varias investigaciones han coincidido en un atributo clave a la hora de predecir el éxito general y que quizás te sorprenda; la inteligencia emocional.

Si bien es cierto que en el pasado, las emociones y la inteligencia se consideraban a menudo opuestas, hoy en día van de la mano. En las últimas décadas, el concepto de la inteligencia emocional ha ido cobrando popularidad, sobre todo en el mundo empresarial. Entendemos por inteligencia emocional la capacidad de reconocer, comprender y gestionar las emociones en uno mismo y en los demás.

El capital humano es el alma de una empresa. Las personas son su principal valor. De ahí que cada vez sea más importante el desarrollo de la inteligencia emocional en el trabajo, puesto que de nuestra gestión emocional dependen las relaciones en nuestro entorno laboral y el propio rendimiento de la empresa. Dada su importancia, a continuación te vamos a contar las principales ventajas y algunos consejos de cómo aplicar la inteligencia emocional en tu entorno laboral.

¿Por qué deberías aplicar la inteligencia emocional en tu trabajo?

Goleman, principal divulgador de la inteligencia emocional, sugiere que, aunque la inteligencia tradicional estaba asociada al éxito en el liderazgo, no era suficiente por sí sola. Las personas exitosas no solo son inteligentes, sino que también tienen una alta inteligencia emocional.

Pero la inteligencia emocional no es sólo para directores ejecutivos y altos cargos. Es una cualidad que es importante en todos los niveles de la carrera profesional de una persona, desde estudiantes universitarios que buscan prácticas hasta empleados experimentados que aspiran a asumir un papel de liderazgo. Si quieres tener éxito en el trabajo y ascender en la escala profesional, la inteligencia emocional es fundamental para tu éxito, por las siguientes razones:

  • Está relacionada con una mayor satisfacción en el trabajo para quienes tienen una alta inteligencia emocional, así como para los empleados que trabajan con o son supervisados por quienes tienen una alta inteligencia emocional.
  • Está fuertemente asociada con el rendimiento laboral. Una fuerte propensión a la inteligencia emocional aumenta nuestra capacidad para tomar decisiones acertadas, establecer y mantener relaciones, afrontar eficazmente el estrés y, en mayor medida, hacer frente a los posibles cambios repentinos. En definitiva, permite a una persona no sólo rendir bien en el trabajo, sino también alcanzar otras metas y objetivos en su vida.
  • La inteligencia emocional también es esencial para la gestión de conflictos en el entorno de trabajo, lo que implica tener la capacidad de ayudar a los demás en situaciones tensas, sacar a la luz con tacto los desacuerdos y definir soluciones que todos puedan respaldar. Por ejemplo, aquellos líderes que se toman el tiempo necesario para comprender los diferentes puntos de vista, trabajan para establecer un punto medio en los desacuerdos. Prestando atención a la forma en que los demás responden a los demás, suele ayudar a la gente a sentirse escuchada, lo que a su vez les ayudará a estar más dispuestos a comprometerse con su trabajo.
  • Para que una empresa prospere, está destinada a sufrir cambios, y estos cambios no siempre son recibidos con los brazos abiertos. Sin embargo, los empleados con alta inteligencia emocional tienen una mejor adaptación y, son más flexibles con los cambios y crecen con la empresa. Este es un rasgo de personalidad valioso que se puede transmitir entre equipos.

Cinco técnicas para aplicar la inteligencia emocional en tu entorno laboral…  

Aunque las habilidades emocionales pueden ser innatas para algunas personas, hay cosas que cualquiera puede hacer para mejorar su capacidad de gestión emocional. Esto puede ser especialmente útil en el trabajo, donde las relaciones y las decisiones empresariales suelen depender del entendimiento interpersonal, el trabajo en equipo y la comunicación. Recuerda que todos compartimos las mismas emociones, la magia está en saber cómo gestionarlas.

Para mejorar tus habilidades de inteligencia emocional con el fin de beneficiar tu rendimiento en el entorno laboral, hay que empezar trabajando en lo que conocemos como los cinco componentes de la inteligencia emocional: autoconocimiento, autorregulación, habilidades sociales, empatía y motivación.

1. Se más consciente de tí mismo

Uno de los primeros pasos para utilizar las habilidades de inteligencia emocional en el trabajo es practicar el reconocimiento de las propias emociones. El autoconocimiento implica ser consciente de los diferentes aspectos de uno mismo, incluidas las emociones y los sentimientos. Es uno de los componentes fundamentales de la inteligencia emocional estrechamente asociado con una gestión emocional adecuada. Para reconocer tus emociones y entender qué es lo que provoca esos sentimientos, primero tienes que ser consciente de ti mismo.

Toma conciencia de cómo te sientes. ¿Cómo influyen estas emociones en tu forma de responder? ¿Tus decisiones o la forma en la que te relacionas con los demás están condicionadas por tus emociones? Trata de hacer una pausa en algún momento de tu día para identificar conscientemente cómo te sientes, qué es lo que provoca tus emociones y observa cómo estas contribuyen a tus decisiones y acciones. Al reflexionar sobre estas cuestiones, descubrirás que eres mucho más consciente de tus propias emociones y del papel que desempeñan en tu vida diaria.

Conoce los puntos fuertes y débiles de tus emociones. ¿Cómo te comunicas con los demás? ¿Te encuentras con que experimentas impaciencia, enfado o rabia a menudo? ¿De qué manera puedes manejar estos sentimientos con eficacia? Reconocer los puntos débiles te permite buscar formas de afrontarlos. Piensa en cómo tus emociones negativas (ira, frustración, indiferencia, miedo) pueden afectarte a ti y a tus compañeros de trabajo, y reconoce las consecuencias que pueden acarrear.

Siempre ten presente que las emociones son efímeras. Si estás teniendo un mal día en el trabajo, ya sea porque tu jefe te ha asignado una tarea frustrante o bien un empleado no ha entregado lo que le pediste a tiempo. Antes de reaccionar en caliente, recuerda que son situaciones temporales, las emociones pueden ser fugaces y cambiar fácilmente. Tomar decisiones precipitadas bajo el efecto de una emoción intensa puede llegar a perjudicar directamente a tus objetivos y tu éxito a largo plazo.

2. Desarrolla la autorregulación

Ser consciente de las emociones es un paso importante, pero también hay que ser capaz de gestionar los sentimientos. Las personas que han desarrollado una buena autorregulación son capaces de adaptarse con facilidad a los cambios. No se reprimen, sino que encuentran la forma más adaptativa de expresar sus emociones en lugar de reaccionar impulsivamente.

Libera el estrés laboral. Busca técnicas que te ayuden a lidiar con el estrés laboral, como aficiones, meditación, etc. Tener quehaceres fuera del trabajo es un buen punto de partida. El ejercicio físico también es una forma saludable de liberar el estrés.

Busca el equilibrio. Acepta el hecho de que no puedes controlar todo. Intenta mantener la mente fría cuando el trabajo se vuelve más intenso. Busca formas útiles de responder que no echen leña al fuego.

Piensa antes de actuar. Las emociones pueden desbordarte y actuar en caliente nunca suele salir bien. Tómate un tiempo en considerar todas las posibilidades para tomar una decisión más tranquila y racional. Piensa en formas de controlar tus emociones mientras estás en el trabajo, y evita así reacciones precipitadas y respuestas inadecuadas. Cuando te enfrentes a una situación difícil y cargada de emociones, intenta esperar un poco antes de responder o tomar una decisión.

Sé realista. Otra herramienta emocional clave es aceptar que la frustración y la incertidumbre forman parte de cualquier entorno de trabajo; si afrontamos estos sentimientos con una actitud positiva, aumentaremos nuestras posibilidades de encontrar soluciones útiles para nosotros mismos, nuestros compañeros y nuestra organización.

3. Optimiza tus habilidades sociales

Diferentes estudios indican que las personas con una alta inteligencia emocional también poseen fuertes habilidades sociales. Estas personas son expertas en reconocer las emociones de los demás, por lo que son capaces de responder adecuadamente a la situación. Las habilidades sociales también son muy valoradas en el entorno laboral porque conducen a una mejor comunicación y a una cultura empresarial más positiva.

Escucha a tus compañeros. Esto no significa limitarse a escuchar pasivamente a los demás. La escucha activa implica mostrar atención, hacer preguntas y aportar comentarios. Tanto si eres un directivo como un miembro del equipo, la escucha activa puede demostrar que te apasionan los proyectos de trabajo y que estás dispuesto a trabajar con los demás para ayudar al grupo a alcanzar sus objetivos.

Presta atención a la comunicación no verbal. Las señales que las personas envían a través de su lenguaje corporal pueden transmitir mucho sobre lo que realmente piensan, ten en cuenta que el resto también percibe tu lenguaje corporal.

Perfecciona tu capacidad de persuasión. Ser capaz de influir en tu trabajo y convencer a los miembros del equipo y a los supervisores para que tengan en cuenta tus aportaciones puede suponer un gran avance en tu carrera.

Evita los conflictos. Haz todo lo posible por mantenerte al margen de las situaciones incómodas de oficina que a veces se apoderan del lugar de trabajo, pero sé consciente de que estas no siempre son evitables. Concéntrate en escuchar lo que tienen que decir los demás y busca formas de resolver los problemas y minimizar las tensiones.

4. Potencia tu empatía

Las personas emocionalmente inteligentes son buenas para ponerse en el lugar de otra persona y entender cómo se siente. Pero la empatía es algo más que reconocer cómo se sienten los demás, también implica la forma de responder a esas emociones. En el trabajo, la empatía permite entender las diferentes dinámicas entre compañeros y supervisores. También te permite reconocer quién tiene el poder y cómo influye en los comportamientos, los sentimientos y las interacciones que se derivan de esas relaciones.

Ver las cosas desde el punto de vista de la otra persona. A veces puede ser un reto, sobre todo si sientes que la otra persona está equivocada. Pero en lugar de dejar que los desacuerdos se conviertan en grandes conflictos, dedica tiempo a ver la situación desde la perspectiva del otro. Puede ser un gran primer paso para encontrar un punto medio entre dos puntos de vista opuestos.

Presta atención a cómo respondes a los demás. ¿Les das la oportunidad de compartir sus ideas? ¿Reconoces su aportación, a pesar de no estar de acuerdo? Hacer saber a los demás que sus esfuerzos tienen mérito suele ayudar a que todos se sientan más dispuestos a comprometerse. Nunca te olvides de la regla de oro: trata a los demás como te gustaría que te trataran a ti.

5. Encuentra tu motivación

Las personas que tienen una fuerte inteligencia emocional tienden a estar más motivadas para alcanzar objetivos por su propio bien.

El dinero, el estatus y el reconocimiento son estupendos, pero las personas que tienen mucho éxito en el trabajo en lugar de buscar recompensas externas, suelen estar motivadas por algo más que eso. Les apasiona lo que hacen. Están comprometidos con su trabajo, les encanta asumir nuevos retos y su entusiasmo puede parecer contagioso. No se rinden ante los obstáculos y son capaces de inspirar a los demás para que trabajen duro y persistan para alcanzar sus objetivos.

Enfócate en lo bueno de tu trabajo. Probablemente hay cosas de tu trabajo que te encantan y otras que no tanto. Intenta centrarte en los aspectos de tu trabajo que te gustan, como la sensación de logro que tienes cuando terminas un gran proyecto, o ayudar a tus empleados a progresar hacia sus propios objetivos. Identifica esos componentes de tu trabajo e inspírate en ellos.

Actitud positiva. Fíjate en que las personas optimistas en el trabajo tienden a inspirar y motivar a los demás. Adoptar este tipo de actitud puede ayudarte a sentirte más positivo en tu trabajo.

En definitiva, la inteligencia emocional desempeña un papel importante no sólo en nuestro bienestar sino también en nuestro éxito laboral. Por ello, esperamos que los consejos que hemos planteado te ayuden a tener una idea más clara sobre cómo aplicar la inteligencia emocional en el trabajo.

 

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