Hay una historia en los llanos venezolanos, hecha poema por Ernesto Luis Rodríguez, que relata las vivencias de un cantante llanero que llega a un poblado y conoce a una mujer angelical que lo vuelve loco. Tal es su amor desbocado que decide llevársela con él y montándola en su caballo, emprenden rumbos de aventuras. En uno de los poblados visitados, nuestro galán comienza a jugar los dados con los indígenas del pueblo y le viene una mala racha que lo hace perder todas sus posesiones…”Vino un joropo llanero, se puso lindo el caney. Yo jugué mi araguaney, mi cobija y mi sombrero; perdí todo mi dinero, me quedé sin un centavo, y para sacarme el clavo con los nervios amargados, en ley de un par de dados se la jugué a un indio bravo”… Apostó a su hermosa Rosalinda, como la mejor prenda que le quedaba. Ante la mirada incrédula de los asistentes, el protagonista de nuestra historia tomó los dados y declaró: Voy por Rosalinda!, iniciando con su apuesta la tradición venezolana de hacer esta declaración cuando le vamos al todo por el todo.
Podemos pensar que la vida está hecha de incontables apuestas. Si vemos nuestras decisiones como una manera de escoger entre una opción y otra, podríamos decir que estamos constantemente apostándole a nuestras escogencias. Mucho dependerá de nosotros y nuestra manera de abordar estas elecciones la firmeza o no de nuestros resultados. Hay gente que, tal vez por poca formación, o poco aplomo, va por la vida tomando decisiones sin criterios y la vida les devuelve situaciones engorrosas, otros, en peor caso, ni siquiera evalúan las situaciones para decidir por cuenta propia y, por la falta de educación y criterio, o por la comodidad de la dádiva, dejan en otros el poder de sus decisiones y su vida no les pertenece, sino a través de aquellos que los gobiernan. Allí los vemos a la espera de una casa, una beca, una bolsa, un carnet, como la mejor opción en la apuesta de su vida.
Evidentemente una persona sensata, tomará decisiones en base al análisis de diferentes elementos y factores que impacten la circunstancia evaluada. No se va por la vida sin visión y metas. Cada vez que se realizan elecciones, éstas están basadas en el análisis de las posibles consecuencias que nos puedan originar. Sabemos el costo que tiene nuestra elección.
Hoy estamos en la encrucijada de un camino. No hay muchas opciones en donde el azar nos pueda ayudar. Todos conocemos a fondo las implicaciones de tomar una u otra senda. Como grandes prestidigitadores podemos visualizar el futuro cercano. Sabemos las consecuencias que traerá el hacer o dejar de hacer. Estamos en la hora de jugarnos a Rosalinda y con ella nuestro futuro y el futuro de muchos que dependen de nosotros. No solo nuestros niños y jóvenes, no solo aquellos que se han marchado y que queremos de regreso, también nos toca apostar por aquellos que no han tenido el camino claro, aquellos que sin criterio y por el analfabetismo intelectual han reforzado lo negativo. Ellos también son país y se merecen un futuro diferente. Un futuro de apertura y conocimiento, de igualdades y oportunidades.
Llegó la hora de tomar partido y ser parte de la apuesta. No es un problema de otros, es un asunto de Todos.
Vamos por Rosalinda!
Arnaldo García Pérez
@arnaldogarciap
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