¿PROFE. ¿Y VALE LA PENA?A propósito del dia del profesor universitario

Pablo Rivas

Educar es un camino lleno de gratas sorpresas aunque ellas vengan acompañadas de infortunios. No son pocas las veces en las cuales, al llegar al aula de clases, los estudiantes abren un diálogo que refleja no solo carencias, sino y, -fundamentalmente-, búsqueda.

En una de estas ocasiones, mientras me abordaban a cerca de mi vocación docente, la cual fue aprendida por mi desde la lactancia materna, un estudiante me hizo una pregunta crucial, que toca el sentido, la plenitud, el proposito: “Profe, ¿Y vale la pena ser profesor?” MI respuesta fue inmediata y sin vacilaciones: ¡Sí! Educar siempre vale la pena!

Un famoso teórico norteamericano, al referirse a los bienes externos de las profesiones, sostiene que el profesional debe aspirar legítimamente al sustento de su vida por medio de los bienes que le proporciona su profesión. No se trata de una comprensión fundada en el capitalismo avasayante, y tampoco en una espera medicante de dádivas, es un derecho natural que el trabajo dignifique a la persona y le haga ser cafa vez más comprometido con el bien común.

Educere es el verbo que da origen a todo este camino sistematizado el 1.508, cuando aparece por primera vez eso que llamamos Universidad.
Pero Educere guarda dentro de sí la belleza del acompañar, guiar, levantar. A través de este verbo, nos damos cuenta de la relación: discipulo-maestro. Educere es ayudar a sacar fuera.

El recordado Papa Benedicto XVI en el año 2008 identificó la situación de la educacion acompañándola con un adjetivo muy poco esperanzador: Emergencia Educariva . Lo que emerge no siempre es malo, pero sí desafiante. Los contextos sociopoliticos y culturales frente a los cuales se confronta la educación no son un problema en cuanto a que no tengan solución, son un desafío porque exigen de nosotros una respuesta. Seguramente habrá que hacer un gran esfuerzo para que las Instituciones del pais redescubran y reconozcan el insustituible valor de la Educación y del profesional de la docencia. Si bien es cierto que los “Maestros” no pueden vivir dignamente con su precario salario, también es cierto que las Instituciones del pais deben ofrendar el “reconocimiento” a quienes dedican su vida a desarrollar el doble movimiento de la actuación educativa.

Para un profesor, la docencia se constituye en un proyecto de vida, no es una manera “para” vivir sino es una manera “de” vivir. Hoy, que celebramos nuestra vocación docente no miremos lo que aún no tenemos, sino pongamos la gratitud en lo que construimos. En la capacidad de tener respuestas; de acompañar procesos y de conducir caminos. La belleza de Educar es que siempre piensa en el futuro y el futuro sugiere esperanza lo que se espera es algo bueno.

San Agustín de Hipona, quien también recorrió un arduo camino educativo nos recuerda la estrecha relacion entre educación y alegría: “Enseña con alegría. La tristeza seca el alma y quita a las palabras su frescor”. No perdamos la alegría. Educar vale la pena.
¡Si vale la pena ser profesor!

Felicidades Colegas.

Pbro. Luis Eduardo Martínez B.
Profesor Universitario.

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