Política y sociedad de la información por Valeria Barroeta

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Es evidente que la humanidad ha sufrido una cantidad inmensurable de transformaciones a lo largo de la historia, por lo que se puede reconocer como una característica natural e instintiva del hombre aquella necesidad de innovar y desarrollarse constantemente. Desde la primera civilización registrada se han encontrado modelos de organización social en función del beneficio común. E incluso antes de ello, pues se podría tomar en cuenta el planteamiento de Rousseau, el cual señala que la familia es la primera sociedad natural. Siguiendo esta idea, entre la diversidad de transformaciones de la humanidad se pueden destacar tres revoluciones que han alterado a la sociedad y su economía: la revolución agrícola, la revolución industrial y la revolución informacional; esta última, como consecuencia del evento evolutivo predecesor que fue la revolución industrial, será el fundamento del presente ensayo, pues se puede considerar como un proceso que aun transcurre actualmente, debido a que cada día se crean nuevas tecnologías que fomentan y transforman el desarrollo de esta era comunicacional.

Ahora bien, como fue mencionado, la Revolución Informacional y de la Comunicación surgió a partir de la Revolución Industrial; los avances tecnológicos que significó la creación de las nuevas maquinarias para la industria fue la génesis de la era informativa que se vive hoy día; pues el hombre siempre ha sido un ser curioso e innovador, y en su naturaleza creadora, constantemente está en la búsqueda de ampliar y mejorar su calidad de vida en proporción de sus propias creaciones. Naturalmente, existe un profundo antecedente que generó lo que se conoce como la normalidad de hoy, pues la evolución de la humanidad no ha sido más que un efecto dominó cuyo desenvolvimiento seguirá hasta el fin de los tiempos, y esta normalidad actual, donde se puede acceder y consumir cualquier tipo de información de forma rápida, sin necesidad alguna de traslado debido a que está al alcance de cualquier zona con señal de red, sin restricciones pues la World Wide Web es de libre ingreso para cada individuo del planeta; hace poco menos de un siglo hubiese sido inimaginable. Y es que hoy en día los avances científicos y tecnológicos se realizan en una cantidad de tiempo que va en disminución constantemente, inversamente proporcional a la cantidad de innovaciones creadas, pues estas aumentan diariamente, por lo que se plantea una dificultad conocer, suponer o imaginar el tipo de tecnologías que existirán dentro de otro siglo. Por ahora, se puede considerar que la invención del internet se mantiene como la creación más ambiciosa y funcional de la era moderna, donde según diversos datos, un 60%

 

de la población mundial (4.66 miles de millones de personas, aproximadamente) tiene acceso a la red global de ordenadores.

Siguiendo este orden de ideas, la sociedad de la información es definida por el sociólogo Manuel Castells como el surgimiento de una nueva estructura social, donde se crea una organización de producción a escala global, lo cual el autor considera como una interdependencia de economías, donde aparece una relación triangular entre Estado, sociedad y economía. En esta se promueve la interacción, la interconexión y la comunicación entre cada miembro de la sociedad. A partir de la sociedad de la información se generan nuevos niveles de participación ciudadana, donde cada persona puede emitir su opinión sobre cualquier tema y por consiguiente, obtener la opinión de otros por igual; por lo que surgen conceptos como la Globalización, Tecnologías de Información y Comunicación, Gobiernos Electrónicos y la Cultura Política. Hablando de la primera concepción, la globalización es un concepto cuyos inicios no pueden ser rastreados a una época específica, pues ha sido un proceso histórico que ha evolucionado en conjunto con la propia sociedad, no obstante, se puede considerar que fue a inicios del siglo XIX, que en este proceso se originó una etapa inédita, cuyo desarrollo significó la integración mundial que se conoce hoy en día. Tras la Revolución Industrial el comercio entre naciones se incrementó, y esta expansión económica generó una interconexión social y política a su vez; el traslado colectivo a grandes ciudades en búsqueda de trabajo y, por ende, mejor calidad de vida se tradujo en un intercambio cultural, no sólo a un nivel nacional sino también internacional, por lo que se considera un fenómeno de naturaleza universal. Este proceso eventualmente fue progresando a lo que se puede denominar como una disolución de fronteras económicas y comunicacionales en la actualidad, con la ayuda del incremento del desarrollo tecnológico. La globalización es una característica de la sociedad moderna, donde se presenta una facilidad acceder a todo tipo de información de todas partes del mundo, pues esta es creada, compartida y difundida por cualquier individuo, en tiempo real. Entre la diversidad de beneficios económicos que ha generado la globalización, se pueden señalar: la creación de un mayor mercado laboral, el libre comercio, una economía internacional, el desarrollo tecnológico lo cual optimiza la producción y el impulso de la competencia. Del mismo modo, se puede destacar que los beneficios sociales y políticos de la globalización han sido desarrollados en igual o incluso mayor medida que los económicos, pues este proceso ha significado un mayor acceso a la

 

educación, el conocimiento y consciencia social de problemas alrededor del mundo, lo que ha implicado un auge en la defensa de grupos oprimidos, movimientos en pro de derechos humanos, justicia y democratización de sistemas políticos.

Siguiendo la idea anterior, la globalización ha sido base para nuevas revoluciones sociales, pues el apoyo internacional hacia las diversas causas ha generado un apoyo de la población sin precedentes. Se puede evidenciar en el reciente levantamiento del movimiento feminista, pues con el crecimiento de las redes sociales, se ha creado un gran flujo de información donde se conocen casos de maltrato, abuso sexual y asesinatos de mujeres en todas partes del mundo, lo que ha generado una ola de indignación global, conllevando a la organización y consolidación del movimiento de forma internacional; un ejemplo de esto fue la difusión de la canción <un violador en tu camino> creada por un grupo de feministas chilenas como protesta en 2019 ante a la inacción del Estado en el creciente número de femicidios y violaciones, esta performance se hizo popular en países vecinos como Argentina y Uruguay, lo que llevó a una propagación masiva de esta protesta, llegando a interpretarse en un gran número de países, no sólo en el continente americano, sino también en Europa, África y Asia.

Del mismo modo, por medio de la globalización, se han alcanzado nuevos niveles de aceptación y respeto por la integridad de diferentes grupos sociales, los cuales hasta hace unas cuantas décadas todavía no poseían derechos que los defendieran, como es el caso de la comunidad LGBT, quienes todavía no son reconocidos por las leyes de muchos países e inclusive pueden enfrentar la pena de muerte por su orientación sexual, como es en Irán, Arabia Saudita y Yemen; no obstante, en el resto del mundo, más que todo en sociedades occidentales, se ha generado una aceptación sin igual en la historia, por lo que en la actualidad, aproximadamente treinta países aprueban el matrimonio homosexual y reconocen la identidad de personas transexuales; si bien no es una gran mayoría, es un comienzo, pues por medio de las redes sociales se ha multiplicado un ideal progresista, donde el respeto, la aceptación y la defensa de grupos oprimidos va en aumento. Se pueden considerar los movimientos por los derechos humanos como una revolución relativamente nueva, fue en el siglo pasado que hubo un alza en la demanda social de grupos minoritarios, a finales del siglo XIX e inicios del XX las suffragettes de Gran Bretaña exigían el derecho al voto femenino,

 

el movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos iniciado en la década de los 50’s demandaba la igualdad y justicia social para los ciudadanos afroamericanos, las manifestaciones de Stonewall a finales de los 60’s donde los homosexuales y transexuales estadounidenses reclamaban su protección por la ley, los diversos movimientos indígenas en América Latina actualmente, con el objetivo de defender sus territorios, cultura y todo lo referente a su identidad. Se ha generado un efecto multiplicador en la lucha de cada grupo oprimido alrededor del mundo, el voto de la mujer se logró gracias a las demandas de las sufragistas británicas, quienes inspiraron a otras mujeres a pelear por este derecho, la lucha por la igualdad racial fue iluminada por las protestas de afroamericanos, el activismo actual del colectivo LGBT fue impulsado a partir de estos movimientos, y la comunidad indígena ha expandido la lucha por sus derechos en todas las sociedades indígenas del mundo. Es gracias a la difusión de información que se puede hablar hoy en día de estos temas, un tiempo atrás considerados tabúes, pues la globalización involucra la interacción e integración de cada individuo de cualquier origen social.

Las redes sociales evidentemente han sido protagonistas de la era informática, son la principal fuente de información, entretenimiento y comunicación, la forma más accesible a la educación y una de las transcendentales herramientas de la globalización. Según el informe de Datareportal Global Overview, 4.20 miles de millones de personas utilizan las redes sociales en el mundo, una cifra que cada vez va en aumento. Como fue mencionado, existe una variedad de beneficios de las redes sociales, lo cual se afianzó con la aparición de la COVID-19, pues por medio de estas herramientas digitales se pudo conservar considerablemente la productividad de la sociedad, como el trabajo y la educación online, no obstante, se ha generado una dependencia universal hacia las redes, donde entre las generaciones X (1965-1980), Y (1980-1995)–comúnmente conocidos como millennials– y la generación Z (1995-2010), e inclusive una gran parte de los denominados baby boomers (1945-1965), las redes sociales son una cotidianidad, una actividad diaria indispensable para el individuo, al nivel de crearse un nuevo problema: la ciberadicción.

Y la adicción a las redes sociales es uno de los problemas menores, pues debido al libre acceso a la web, cualquier contenido puede ser compartido sin importar su naturaleza, por lo que se presentan problemáticas como la desinformación, la pérdida de intimidad,

 

estafas, robo de identidades, la difusión de contenido multimedia sin aprobación, la pornografía ilegal, la violación a la privacidad, etc. Y lo más preocupante de la red global es su mismo mayor beneficio, el cual es la libertad de cualquier individuo para acceder a ella. A pesar de las políticas de restricción y privacidad, estas son fácilmente infringidas por cualquier usuario e inclusive por las mismas empresas de comunicación. El siglo XXI es un libro digital abierto donde, así como se adquiere conocimiento educativo, de entretenimiento o sobre cualquier evento en tiempo real, se puede obtener información sobre cada individuo al alcance de un clic. En esta era informática y comunicacional, las búsquedas de Google, los likes en Instagram, los videos favoritos de YouTube, las opiniones en Twitter, los amigos de Facebook y las compras en Amazon, están registrado en una nube digital, cuyos algoritmos pretenden conocer más al usuario de lo que el mismo se conoce; y en algunos casos esta concepción se hace realidad, pues las ideas más profundas, los pensamientos más ocultos, la creación de nuevas ideologías y respuestas a preguntas incómodas se originan en la web desde el anonimato. Una pequeña reflexión es recordar la responsabilidad individual de controlar los productos que se consume, mucho de algo bueno puede terminar siendo perjudicial, si bien en la era de la información las redes sociales han prestado una gran ayuda a la comunicación y a la educación, se debe evitar que estas se conviertan en una parte autónoma e indispensable de cada quien, pues se tiene el presentimiento personal que la próxima revolución social será de pensamiento en búsqueda de la independencia, y esta vez no será de dictadores o colonizadores, sino de las máquinas que nosotros mismos creamos.

 

Por Valeria Barroeta

 

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