El Beato Scalabrini escribía: “donde está el pobre que sufre, allí está la iglesia”. Nosotros, como iglesia, no tenemos excusas para evadir o quedarnos en oraciones.
No basta con ver la condición y comprender la necesidad del que busca refugio, hay que cruzar la acera, hacerse vecino. Es más, además de ver con los ojos y comprender en la cabeza, hay que sentir en el corazón: sentir compasión, para movernos a brindar nuestro servicio.
No es suficiente con llenar cada día periódicos o medios con las estadísticas de los que pasan por trochas o enfrentan el mar en peligrosos barcones, cruzan montañas o desiertos arriesgando su vida: hay que sentirnos “prójimos”, hacernos cerca, echarle una mano.
Los políticos de turno pueden tener sus intereses en manipular o callar el tema migratorio; así como las agencias nacionales e internacionales tienen, sus criterios y normas.
El Papa nos recuerda la figura del buen samaritano, (un extranjero, pagano, comparado con profesionales del templo – ¡qué vergüenza!): solo él, “acercándose a la víctima, le vendó sus heridas echándoles aceite y vino y, montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó» (Lc. 10).
Miedos y prejuicios, no son razones válidas para impedir que nos hagamos prójimos, que nos acerquemos al migrante y a todo el que implora refugio. A veces este servicio requiere de nosotros correr riesgos y ensuciarnos las manos. Nosotros vamos más allá del sentido del deber, seguimos el ejemplo del Maestro de Galilea que se quitó el manto, se arrodilló, se ensució las manos, cuando lavó los pies de sus discípulos (Jn 13).
Como repetimos comúnmente entre nosotros la Frase de Beato Scalabrini: “No se puede llegar al cielo con los zapatos limpios”.
“MIGRANTES: HOY COMO AYER”
Padre Francesco Bortignon Fernando Tirro
Misionero de San Carlos Movimiento Laico Scalabriniano
bortignonfrancesco@hotmail.com mls_valencia@yahoo.com
Todos los martes y Jueves a las 11.00am por 97.5fm “La Voz de Dios” – Valencia / Venezuela
Deja una respuesta