El carnaval llegó de a poco a las costas del Litoral. Cuatro de las playas más concurridas de la parroquia Caraballeda estaban a medio llenar este domingo. No faltó un kiosquero que dijera que parecía “un día normal” a pesar de ser temporada alta.
La más concurrida fue Camurichico que sigue siendo la favorita del Caribe, como se le conoce a esta zona en Vargas. Aunque se observó un volumen mayor de temporadistas, los comerciantes aseguraron que no se compara con los carnavales pasados.
“Este año hay menos afluencia y eso se debe a la situación económica que vive el país. La gente prefiere hacer colas para conseguir comida que venir a la playa”, manifestó Javier Soto, presidente de la playa y toldero.
La dificultad para conseguir los productos y la inflación se trasladaron a los costos de la comida y del servicio. Alquilar un toldo en Camurichico cuesta Bs 700. Hace ocho meses el costo estándar era de Bs 300. Cada silla tiene un valor de Bs 200 y si la familia requiere una sombrilla tiene que desembolsillar Bs 1.000.
La ración grande de tostones, que sigue siendo el plato más económico, cuesta Bs 1.150. Mientras que los platos más caros como la rueda de dorado vale hasta Bs 1.750. El mismo pescado se conseguía en Bs 1.000 el año pasado.
La salsa de tomate, la mayonesa, el aceite, la harina pan y los plátanos son algunos de los productos que más les cuesta conseguir a los comerciantes. “Las ventas no están buenas. Antes la playa estaba más llena. Los alimentos los conseguimos con mucha dificultad y con sobreprecio”, dijo Pedro García dueño de un local.
Irving Goitia estima que las ventas han caído un 50% con respecto a la temporada pasada. “Algunos no tienen para comprar pescado. El pargo está muy caro y no lo llevan”.
A pocos metros, Nicol Briceño, una de las visitantes, se quejó de los elevados precios. “¡Todo está muy caro!”, exclamó.
La música de una tarima puesta por la Gobernación varguense amenizaba el ambiente. Una competencia de Castillos de Arena se desarrollaba como parte de las actividades recreacionales. El presidente de la dirección de turismo, Ernesto García, indicó que también se ofrecería un concierto de salsa en el complejo ferial durante la noche.
La autoridad regional incluso aseveró que podrían sobrepasar el millón de visitas a pesar de la poca afluencia de personas apuntada por los trabajadores de la playa.
Rechazó las prácticas de algunos meseros que falsifican los menús para alterar los costos y explicó que por eso tomaron la previsión de sellar todas las cartas y de exigir que el personal esté debidamente acreditado y uniformado.
Para garantizar la oferta gastronómica, García señaló que se habían hecho reuniones a través de la mesa agrícola y pesquera que está adscrita a la cámara para distribuir plátano procedente de La Costa y algunas variedades de pescado. “Vamos a afinar detalles para beneficiar a los comerciantes en todas las playas durante Semana Santa. Hasta el momento solo pudimos distribuir en las 33 que pertenecen a la cámara de Turismo”.
Sin embargo, tres comerciantes consultados negaron haber recibido estos alimentos.
La seguridad sí fue un punto celebrado por todos los consultados durante el recorrido que realizó Efecto Cocuyo. Tanto los bañistas como los kiosqueros y los tolderos reconocieron el despliegue de la Policía Nacional Bolivariana, la Guardia Nacional Bolivariana, los bomberos marinos y Protección Civil.
El procurador de la entidad, Pedro Rodríguez, ratificó la información dada en días anteriores por el gobernador Jorge Luis García Carneiro. “Hay 3.000 funcionarios en todo el estado como parte del operativo de seguridad”. Este domingo 7 de febrero no habían recibido reportes de accidentes graves, sólo tres coaliciones pequeñas se registraron durante el día, situación que tildó de “normal” por ser carnaval.
Una persona de la tercera edad resbaló entre las rocas y se golpeó la cabeza. Rápidamente fue atendido por el personal de seguridad. José Luis Centeno, miembro de Protección Civil, contabilizó casos de reacciones alérgicas, niños extraviados y golpes leves.
El servicio de baño en tres de las cuatro playas visitadas (Camurichico, Alí Babá sector A y B) costaba Bs 50 hasta para hacer pipí, cuando generalmente vale Bs 20.
Las líneas de Caracas-La Guiara que llegan hasta Camurichico hicieron su agosto. Cobraban hasta Bs 250 por puesto.
En la playa siguiente, Alí Baba sector B, había menos temporadistas. No se ofrecía ninguna actividad turística más allá de la cancha de fútbol playero de la que disponen.
El presidente de la playa y toldero, Carlos Gámez, contó que los comerciantes se intercambian el aceite, el repollo y las zanahorias para la ensalada que acompaña los tostones cuando no encuentran por su cuenta. Los toldos se mantienen en Bs 500, las sillas en Bs 150 cada una y las capotinas (toldos más grandes) en Bs 600.
“Yo dejé de vender empanadas porque no consigo la harina pan. Tampoco vendo Pargo porque está muy caro”, comentó Dany Melian, dueño de uno de los kioscos.
Penelope Ledezma tomó todas las previsiones y viajó equipada con la comida y la bebida que iba a consumir. “Escogí Vargas porque no quería hacer la cola para ir a Oriente. Los precios están elevados así que nos trajimos nuestras cervezas y nuestra comida. La seguridad sí está muy buena, al bajar vimos bastantes alcabalas”, dijo.
Criticó que no hubiera presencia ni de Protección Civil ni de bomberos marinos en una zona de fuerte oleaje.
En la playa hermana, Alí Baba sector A, la situación no era distinta. La administradora del lugar, María Abuin, aseveró que parecía un domingo normal y que en parte se debía por un mar de fondo que se había producido hace días.
“La gente de los kioscos tiene que bachaquear porque no le queda de otra. Y el personal de los toldos tampoco la tiene fácil. El año pasado no había dónde sentar a las personas, los 200 toldos estaban llenos. Ahora están vacíos más de la mitad”, declaró.
Nora Caraballo, encargada del estacionamiento, manifestó que el sábado “estuvo muerto” y que este domingo fue que comenzaron a recibir un poco más de personas. “El sábado esto estuvo fatal. En las temporadas pasadas aquí no cabía ni un alma. Teníamos que pedir que estacionaran los carros en la vía”. El servicio de estacionamiento está en Bs 150 para todo el día.
En la última playa visitada, San Luis, Protección Civil tampoco reportó ahogados, heridos ni lesionados. “Hemos recibido solo casos de niños extraviados y uno en el que la persona presentaba dificultad para respirar”, reportó Pedro Alvarado, coordinador del grupo de rescate de Vargas, y miembro del comité de voluntarios José María Vargas.
La tarde de hoy disponían de dos ambulancias, una unidad de rescate y cuatro motos para atender cualquier emergencia.
Gladys Iriarte, comerciante, coincidió con los testimonios de sus compañero en que la afluencia de personas es muy baja. “Antes no había ni dónde poner a la gente. Las cinco mesas que tenemos se llenaban, ahora con suerte se ocupan tres”.
También dejó de vender sus empanadas por falta de harina.
Los trabajadores esperan que la situación se revierta el lunes y martes de carnaval y que el número de visitantes aumente estos días.
Fuente: http://efectococuyo.com/
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