No es el qué, es el cómo: por Gonzalo Martín

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Desde antes del decreto aquel de Barack Obama declarando a Venezuela como “amenaza contra la seguridad nacional” norteamericana hasta el día de hoy la principal excusa de “la revolución” para su fracaso y el escudo para la corrupción, fueron los gobiernos norteamericanos.

¿Cuántos intentos de golpes y magnicidios les achacaron a Clinton, Bush, Obama y ahora a Trump?

Claro, esa es la directriz cubana ya que Fidel contó siempre las mismas historietas.

Pero no solo son intervenciones violentas contra Venezuela adjudicadas a los EEUU, es que un día a Chávez se le ocurrió una nueva excusa para su fracaso… “la guerra económica”.

Según él, Venezuela estaba siempre a punto de ser una potencia (asunto este cada día más lejos con Maduro en Miraflores).

La “Venezuela Potencia” la hueca promesa, fue siempre parte de todas las campañas electorales que existiesen en esos tiempos, de hecho, hubo candidatos rojos a gobernaciones que prometían el “estado potencia”; en fin, dejemos las ridiculeces rojas atrás; así que apartando el “por ahora” del ’92 y luego las 3R de Chávez nunca aceptaron la responsabilidad del fracaso del Estado “socialista” y mucho menos por la corrupción que gobierna en la revolución venezolana del SXXI.

Desde que Donald Trump emprendió la lucha por la democratización de Venezuela e impuso un plan de sanciones individuales contra funcionarios chavistas señalados de corrupción y delincuentes de DDHH, continuando luego contra empresas del Estado manejadas con criterio e intereses particulares maduristas, estos (los chavistas) encontraron la nueva excusa para endosar sus responsabilidades… ahora todo es culpa de las sanciones (como hizo Cuba ¡pues!, no hay novedad)

Decretos de emergencia económica prorrogados una y otra vez y ahora la “ley anti bloqueo” no han dado ningún resultado positivo (ni darán) para el venezolano, salvo para los bolsillos de unos cientos en la cúspide del poder en Venezuela.

Se fabricaron la ANC a su antojo como el comodín para hacer lo que quisieran y tampoco fue útil al país.

Ahora quieren secuestrar a la AN a través del simulacro electoral del 6D, pero la van a utilizar solo para disminuir a la oposición, recuperar una institución y dejarla inservible como todas las demás y, cómo son malos perdedores (y eso es terrible en democracia) para poder decir que ganaron algo (¿recuerdan a Chávez cuando perdió aquel referéndum?, dijo: “fue una victoria de mierda”), pues así, revertir la humillante derrota del 2015.

Pues bien, los “candidatos” al 6D prometen y prometen que ahora sí, que ahora sí tendremos la Venezuela prometida (“La potencia” ¿recuerdan?), que el país a través de las leyes que nunca hicieron y menos con la ANC, si harán ahora de Venezuela una taza de plata.

Señores “candidatos” no digan ahora lo que quieren hacer o sea el “qué”, solo digan el “cómo” lo van a hacer ya que ustedes seguirán con las mismas sanciones que hasta ahora y con las que han justificado sus fracasos.

En conclusión:

En la oposición con candidatos inhabilitados y exiliados, (sin contar con los presos) con partidos políticos secuestrados, sin observación internacional imparcial, con un proceso eleccionario viciado y gris (cuando menos), más todo el tradicional ventajismo del régimen (ya que hasta entregar una mortadela – pensando que lo de mortadela no sea propaganda subliminal, o sea el que entendió…- es ventajismo)

El 6D es una farsa (mas) para seguir ocupando espacios de poder.

La corrupción y la negligencia seguirá exactamente igual, o quizás hasta peor si es que es posible, que antes del 6D.

Allí les dejo eso!

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