¡No es casualidad!
No existe coincidencia alguna en la igualdad de esta opinión.
El pasado sábado 17 de abril, a las seis y cincuenta y siete minutos de la mañana escribí un tuit de dos palabras: “Misión Exterminio”.
Casi seis horas después el gran humorista y politólogo venezolano Laureano Márquez en un corto hilo de dos tuits dijo exactamente lo mismo, con la misma palabra: “exterminio”.
No existe casualidad alguna y mucho menos planificación para opinar igual, es la apreciación que se siente.
En Venezuela se lleva a cabo un plan de exterminio. Y este plan comenzó hace mucho tiempo, tiene sus fases y diferentes métodos.
“El que no esté de acuerdo, que se vaya”.
Dijo una vez Hugo Chávez en cadena nacional de radio y TV al dirigirse directamente al venezolano que no le gustara la revolución socialista.
En ese momento no existían problemas para solicitar pasaportes ni inconveniente alguno en cuanto a conexiones aéreas, de hecho, aún el venezolano no pensaba emigrar como lo ha tenido que hacer en los últimos años.
Tampoco se habían inventado la barrabasada esa de “la guerra económica”.
El tema en ese momento era principalmente político, ya Chávez se mostraba abiertamente totalitario dirigiendo un gobierno incapaz, corrupto y profundizando la represión en todas sus modalidades.
Pasaron muchas cosas desde ese momento e incluso desde antes, que llegamos al comienzo de lo que él sabía (Hugo) sería la catástrofe económica más grande del país en toda su historia, y adelantando un paso, fue que se inventaron la estupidez de guerra económica.
Y allí fue que se profundizó de manera gradual y continúa la “Misión Exterminio”.
Había que exterminar a la disidencia política a como dé lugar.
Ya al chavismo le molestaba mucho la democracia.
Eso de rendir cuentas, la transparencia financiera y el respeto al pensamiento libre ya no le incomodaba, simplemente le estorbaba y hasta le irritaba; así que había que extirparlo de la revolución del SXXI.
“Si quitamos el control de cambio nos tumban” dijo una vez Aristóbulo Istúriz.
“No podemos llevar a los pobres a la clase media ya que luego se convierten en oposición” dijo de manera descarada Héctor Rodríguez.
Es así que la clase media les molestaba por ser independiente económicamente, en todas países del mundo el que mueve la economía principalmente es la clase media.
Es así que conformaron su clase muy adinerada (los llaman bolichicos) para evitar el descalabro económico a través del uso de las divisas, y mantuvieron a los pobres más pobres; aniquilando la clase media.
O sea, nuevos ricos (ellos) y nuevos pobres (los demás).
Expropiaron grandes y medianas empresas y las dejaron morir de mengua y abandono. Esto no fue únicamente por incapacidad gerencial… ¡NO!.. era la manera de reducir la productividad del país y esto promueve la pobreza, así por ende la dependencia de un Estado “generoso”.
El desvalido a esperar dádivas y a rogar por ellas.
Se inventaron bonos y misiones mientras reducían al país a la miseria a la vez que enriquecieron a los suyos.
Llegó la falta de servicios; sin electricidad, sin agua potable, sin servicios de salud ni de educación, un sistema de transporte mediocre, una vialidad destruida…
En medio de todo esto Maduro hereda la presidencia. Es cuando el chavismo ve en “su líder” a un sujeto incapaz, inculto y sin carisma que no puede sostener más el uso diabólico del poder, así es que entonces aprietan el acelerador.
Los servicios empeoran más, aún mucho más, se incrementa la escasez de insumos necesarios: medicinas, alimentos, repuestos, dinero en efectivo, llegando hasta gasolina y gasoil.
Eso sí, no faltan en el país electrodomésticos, bebidas alcohólicas, artículos y vehículos de lujo, reconstrucción de viviendas (y oficinas hoy vacías) en zonas residenciales y comerciales privilegiadas principalmente para uso y consumo rojo.
Todo es parte del plan de eliminación por completo de cualquier sector, grupo o persona que disienta con voz alta del régimen socialista.
Ya hablé del mecanismo financiero como arma de exterminio, también mencioné la represión, pero lo más peligroso de todo es el uso de la psicología social para deprimir, someter el pensamiento, manejar el estado de ánimo.
El chavismo debe mostrarse poderoso, sólido, concreto y para ello utiliza el poder que le da la fuerza, la violencia.
No de gratis no han eliminado a grupos delincuenciales como los del “Coqui” y el “Tren de Aragua” (tan de moda estos días) así como la tolerancia (por ser generoso) con grupos subversivos en el país, así como los grandes chantajes producidos desde las cárceles. Sin dejar de mencionar a “los colectivos” que funcionan como grupos de control y sapeo social.
El régimen debe exhibirse como el propietario no solo del país en sus funciones, sino el dueño de la vida de cada uno de los venezolanos.
Y la única manera de mantener dominada a la población sin que les estorbe a través de las protestas es tenerla sumisa, dividida y dependiente.
Rogando, suplicando ayuda.
Y es así que entre hambre y falta de servicios llegó el COVID-19.
Oportunidad dorada de control, de reducción, excusa perfecta para el sometimiento general. ¡Ojo! No digo que no sea necesario mecanismos de restricción, pero sí que les vino como anillo al dedo para apretar más las tuercas a una población ya harta de este “socialismo”.
La población es controlada a través de la flexibilidad y rigidez de las cuarentenas mientras los “enchufados” igual hacían fiestas, asistían a casinos y hasta cierran playas para sus propios actos.
Y así comenzó lo que pienso es la operación remate de la “Misión Exterminio”.
‘Desmoralizar para depender’ es el fin de esta misión.
El uso del sistema de vacunación es, quizás, la perversa estocada final en esta misión.
No de gratis se vacunaron ellos primero haciendo alarde de ello; ahora limitan la posibilidad de vacunaciones masivas al resto de la población, esto a la vez que mantienen la incertidumbre de cómo será un plan de vacunación y seguir con la hegemonía del poder.
¿O es acaso, recomendar el uso de unas “gotas” para combatir el covid aún no demostrada científicamente su eficacia,
una manera de exterminio a la población?
Así que, en el camino… muere gente. No sólo de covid, también de otras enfermedades que no son atendidas en hospitales públicos e imposibles de costear en nosocomios privados.
Casi seis millones de venezolanos han debido huir del país, el resto del ciudadano normal debe hurgar en alguna posibilidad de sobrevivencia entre la miseria, la precariedad y la dependencia.
Todo esto lleva a una sola conclusión, el régimen le tiene pánico, pavor a que el pueblo se revele, levante los brazos y los señale directamente como los responsables de nuestras desgracias.
Y siendo eso a lo que le tiene miedo el poder…
¡Allí les dejo eso!
Gonzalo Martín
IG: @gmartin1961
TW: @gmartin1961
Foto:news.un
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