Cuando Luka Doncic sonríe, los demás sufren. Estas fueron las palabras del jugador esloveno después de un juego lleno de protestas y quejas en el Game 3. Su objetivo era disfrutar del partido en el que los Celtics podrían recibir el trofeo Larry O’Brien, nuevamente sin la presencia de Kristaps Porzingis.
Doncic, convertido en una amenaza en pleno acto de supervivencia, desfiguró el rostro de Boston con sus 29 puntos y contó con el apoyo de los 21 puntos de Kyrie Irving. El resultado final fue abrumador: 122-84 a favor de los Mavericks, dejando el marcador en 3-1.
Este resultado se convierte en la tercera mayor paliza en la historia de las Finales de la NBA. “Hoy ganaremos sí o sí. Hay que creer. ¿Por qué no nosotros?”, clamó Jason Kidd con determinación en su discurso a sus jugadores antes del partido. Les sugirió que ellos podrían ser los primeros en lograr lo que nunca antes se ha hecho: remontar un 3-0 en los playoffs. El discurso de coraje del entrenador de Dallas resonó en sus jugadores de la misma manera que las feroces críticas hacia la actitud y defensa de Doncic después de ser expulsado en el Game 3.
Doncic mostró dos facetas durante el partido: la de siempre y una nueva que marcó la diferencia para cuestionar el poderío de los Celtics. Siendo el objetivo directo de los ataques de Boston durante toda la serie, Doncic hizo una declaración aguantando los embates de Jayson Tatum en el perímetro y robando un balón a Jrue Holiday. Además, mostró una actuación defensiva estelar nunca antes vista en él, siendo el líder que desmontó por completo el potente ataque de los Celtics, dejándolos en números rojos.
Los 35 puntos en la primera mitad marcaron el mínimo histórico de los Celtics en una primera parte con Joe Mazzulla en el banquillo. En cuanto a los Celtics, Jayson Tatum fue el máximo anotador con 15 puntos y un 4/10 en tiros de campo, seguido de Sam Hauser con 14 puntos y un 5/7 en lanzamientos. Sin embargo, ninguno de los jugadores de Boston logró llegar a los 20 puntos y el equipo tuvo un total escaso de 18 asistencias y 13 pérdidas. A pesar de su 0/8 en triples, Doncic tuvo un impacto positivo en el juego con sus 5 puntos, 5 rebotes y 3 robos, terminando con el mejor más-menos de su equipo (+30).
La implicación y dureza defensiva de Doncic, así como su actitud serena ante los árbitros y su sonrisa contagiosa, motivaron rápidamente a sus compañeros, quienes volvieron a ser el inquebrantable ejército de secundarios que llevó a los Mavericks hasta estas Finales. Incluso en el primer cuarto del partido, jugadores como Josh Green, P.J. Washington y Dante Exum ya habían aportado puntos al marcador.
Uno de los destacados en el juego fue Dereck Lively II, quien tuvo un doble-doble de 11 puntos y 12 rebotes, siendo indispensable para que los Mavericks dominaran a los Celtics en el aspecto reboteador (65 a 39). El novato, intrépido y atlético, selló la pintura de los Mavericks y elevó su nivel defensivo al punto de limitar a los Celtics a solo 84 puntos. Los Mavericks siguieron realizando cambios en la defensa, mostrando mayor intensidad física y rotación.
Mantuvieron a sus pívots más tiempo en la pintura y su hambre de victoria pareció agobiar a los Celtics desde el principio. Aunque los Celtics terminaron con un 14/41 en triples (34%), reflejando sus dificultades para finalizar cerca del aro, lograron un decente 36% en tiros de campo. El triunfo de los Mavericks se basó en su defensa, pero también hubo ajustes en su producción ofensiva.
El equipo de Kidd atacó más rápido y en los primeros segundos de posesión, a veces aprovechando bloqueos altos que complicaron la defensa de Al Horford. Luka Doncic también aprovechó su tamaño en ataques en el poste y hubo más movimiento alrededor de él para recibir potenciales asistencias.
Además, Lively II se convirtió en una amenaza en la continuación, sacando provecho de los desequilibrios defensivos. Estos ajustes permitieron a los Mavericks desarrollar una notable fluidez ofensiva, con 21 asistencias y solo 8 pérdidas, y un excelente 15/37 en triples (40%). A pesar de la derrota, los Celtics tienen la oportunidad de cerrar las Finales en el TD Garden y levantar el trofeo Larry O’Brien ante su apasionada afición y en presencia de Kyrie Irving. Sin embargo, la sonrisa de Luka Doncic no debe ser tomada a la ligera, ya que su impacto en el juego y su liderazgo han sido fundamentales para los Mavericks en esta serie.
Información de TC
Deja una respuesta