La repulsión que generamos los denominados “políticos” en el contexto social actual no es gratuito. El común de los ciudadanos de forma intuitiva reacciona con displicencia, por decir lo menos, ante cualquier llamado o mensaje que le enviemos así sea con la mejor buena fe y disposición.
Ello es así en razón de que sólo perciben en nuestras principales vocerías opositoras la preeminencia en el cuidado de los intereses propios o sectoriales, antes que la satisfacción de las exigencias colectivas.
El hartazgo ante tanta promesa incumplida no permite convocar las grandes mayorías a la participación electoral, lo que constituye en sí misma una tragedia política nacional puesto que sin el concurso del elector no hay forma de desplazar al gobierno de Maduro ni de proteger la democracia como mejor forma de gobierno para el desarrollo ciudadano y el respeto de las libertades individuales del hombre.
La gente llana valora hoy dia la grandilocuencia de los políticos como un mensaje envuelto que sólo pretende “el quítate tú pa ponerme yo”.
Nuestra nación ha sido expuesta a elevados niveles de emoción en la posibilidad de alcanzar un cambio de gobierno y a altas cuotas de frustración por los resultados fallidos. En ese sube y baja ha sido sometida a grandes sacrificios los cuales ha soportado estoicamente; ha perdido hijos, padres, madres, nietos, calidad de vida y no ha visto la cristalización en éxito de sus esperanzas, salvo algún que otro magro resultado.
Ahora, sólo nos aprecian y valoran en el cuido y la búsqueda de eventuales cargos electorales, cual logreros de poca monta que abandonamos la dirección compartida opositora en favor del interés sectario, que no fuimos capaces de entendernos y de respetarnos mutuamente sino que competimos entre nosotros mismos en quien tiene más letras en la sopa, en vez de sumarnos los unos y los otros en el desplazamiento de los candidatos regionales y municipales de Maduro.
El elector está persuadido de la fortaleza del gobierno de Maduro fundada en la trampa y en la división opositora que no hemos podido superar, estimulada por el mismo gobierno nacional con el fulano empoderamiento y la proliferación de partidos unipersonales y minipartidos a diestra y siniestra, en la eliminación del subsidio en el CNE a los partidos politicos según su porcentaje electoral para su sostenimiento y en la intervención de las autoridades legítimas y auténticas de las organizaciones partidistas, en favorecer diálogos o encuentros con unos u otros, para favorecer vocerias y representaciones, no por la cualidad o representatividad opositora, sino para favorecer la intriga, la división y la cizaña entre opositores, poniéndonos a competir entre nosotros mismos, en vez de ocuparnos eficientemente de su desplazamiento como lo piden las grandes mayorias. Por eso el pueblo nos mira con desprecio y se encierra en su lucha por el día a dia, convencido que a los “políticos” nos les importa la gente.
Ya los que votan saben que no vienen los marines, que las solidaridades internacionales son pura retórica diplomática y que en la búsqueda de apoyo sólo hemos logrado ser inmersos en el subyacente enfrentamiento planetario occidente-oriente y en conflictos de mercados entre países dominantes.
El ciudadano de a pie en su modesta sabiduría expresa “separados no vamos a poder sacar este gobierno que nos está matando, es necesaria la unidad de todos los opositores”, pero el liderazgo político está, como decimos los campesinos, cuidando la brasa para su sardina, es chocante decirlo pero es peor aún tener que reconocerlo.
La unidad opositora, se ha dicho, no es un fin en sí misma tan sólo es un mecanismo para lograr el cambio de gobierno.
Entonces, ¿por qué quienes llevan la batuta política nacional no dejan las falsas poses, las indirectas entre ellos y aunque sea con un pañuelo en la nariz se sientan no para resolver sus diferencias que a nadie importan sino para ver como aprovechamos esta coyuntura electoral regional para sentar las bases de un cambio de gobierno nacional?
La mesa está servida para recuperar las gobernaciones, alcaldías, concejalías y legisladores regionales.
Nosotros en Unión y Progreso Carabobo hemos dicho que actuaremos con desprendimiento y abrimos nuestros brazos para quienes puedan servir a la construcción del consenso necesario en función de alcanzar los cambios políticos que el país nos reclama.
Rafael “El Negro” Blanco, coordinador de Unión y Progreso Carabobo
Instagram: @rafaelnegroblanco
Twitter: @rnegroblanco
Deja una respuesta