¿La nueva dictadura? por Gonzalo Martín

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Abril 2002, Hugo Chávez, ante la magnífica manifestación opositora que caminaba desde el este de Caracas hacia el centro, corta toda transmisión de la misma por los canales de señal abierta y encadena para tapar lo que se venía; el temor lo inundaba ante el inminente desenlace político que se le avecinaba.

La gran marcha era transmitida en vivo y le representaba un riesgo monumental, no solo por mostrar la condición pacífica de la misma que kilómetro a kilómetro iba sumando participantes, sino que había a como dé lugar, ocultar lo que vendría, y vino, después.

Las emisoras entonces deciden dividir la pantalla y mostrar a un desesperado Chávez de un lado y del otro un gigante entusiasmo por llegar a las puertas del Palacio de Miraflores a decirle en su cara al Presidente que ya no se le quería.

Entonces, el gobierno decide tumbar las señales y dejar a Hugo en solitario en pantalla tratando de tapar lo que estaba sucediendo en las adyacencias del Palacio.

A partir de allí, el chavismo reconoció el poder de los medios y lo ha utilizado para su beneficio, y cuando alguno le es incómodo ya sabemos que sucede en manos de la dictadura.

En mi opinión, Al-Jazeera surgió como un contrapeso mediático al canal de noticias CNN. Fox News hizo lo mismo. La prensa escrita no posee inmediatez y la radio no tiene la penetración de los medios audiovisuales.

Internet comenzó a posicionarse como la alternativa de participación y comunicación, y que, gracias a su celeridad de actualización, logra colocarse rápidamente como método de consulta e información.

Así evoluciona y abre paso a lo que hoy llamamos: “Redes Sociales”, que son estructuras conformadas por empresas que estimulan el desarrollo de grupos de la sociedad con intereses comunes. Estas están diseñadas para atraer a la mayor cantidad de usuarios posible y así, contar con una importante base de datos que será vendida a anunciantes y mercadeo.

Pero había que atraer a la gente y así cada plataforma fue diseñando su propio perfil.

La transmisión de contenidos noticiosos ha sido base fundamental para el desarrollo de las mismas.

Y he allí, el comienzo a la dependencia de estas herramientas tecnológicas de comunicación.

Enero 2019, el régimen de Maduro tiene bloqueado todos los medios de comunicación bajo amenazas con una ley de censura (Ley Resorte), el Diputado Juan Guaidó en rebeldía democrática comienza a convocar acciones de calle llamando al desconocimiento de la dictadura y lo hace por las RRSS que es el único espacio libre que va dejando la dictadura.

Previamente, en el 2017 el régimen venezolano prohibió a las “cableras” tener en sus parrillas de programación a CNN y a NTN24 por las coberturas que estaban dando en vivo a las manifestaciones de ese año. Y, como dije anteriormente, los medios locales vivían en constante amenaza dictatorial.

El venezolano se fue mudando a medios alternativos virtuales, y como en Venezuela, el resto del mundo hizo lo mismo por la facilidad de lectura y velocidad de divulgación que estos proporcionan.

¡Llegó Trump!

El expresidente norteamericano fue muy activo en estas plataformas, tanto que al final de su mandato las utilizaba para evitar el bloqueo al que estaba siendo sometido por las grandes cadenas de noticias.

Por su discurso incendiario (Trump) estas grandes plataformas de comunicación (TW, FB, etc) comenzaron a cerrar sus cuentas para evitar que el Presidente arengara a sus partidarios a cometer hechos en contra de lo que, según criterio de los dueños de estas plataformas, consideraron inconveniente.

Y así, ¡comenzó la censura!… la privada.

Lo siguiente es un debate que aún estar por darse, pero mi pregunta es:

¿Hay censura buena y hay censura mala?

¿Es malo que Chávez y Maduro bloqueen información pero es bueno bloquear a Trump?

Las RRSS sabemos que son empresas privadas que tienen sus normas, pero estas las han utilizado a su conveniencia cuando discriminan a quién cerrar cuentas y a quién no, sin importar el contenido de ellas, me explico, con mensajes incendiarios jamás bloquearon a @chavezcandanga por ejemplo, tampoco lo hicieron con cuentas como la de Ameliach cuando llamo a la violencia contra la oposición en el 2017; así mismo con mensajes terroristas islámicos, así como avisos de grupos guerrilleros colombianos.

Por supuesto, aquí hay una estruendosa doble moral.

Partidarios de Trump, algunos de ellos identificados con la tendencia Libertaria, que estimula un mundo regido sólo por empresas privadas y una justicia privatizada, vieron con horror la censura de medios “privados” en contra del expresidente norteamericano.

¡Y he allí un gran contrasentido!

Entonces, repito la pregunta:

¿Hay censura buena y hay censura mala?

¿Quién determina esto más allá de los intereses propios de las empresas y los Estados?

Al final, la víctima de la censura no es el censurado, es la audiencia (o sea, no el que habla sino quien escucha), la persona a la que le es prohibido tomar sus propias interpretaciones y analizar su entorno y tomar sus decisiones.

¿Son las RRSS plataformas que no deben regirse bajo ninguna norma?

¿Está autorizada una Red Social siendo una empresa privada, pero de servicio público, para discriminar que debes saber o interpretar, o que no?

¿Las Redes Sociales no deben tener ningún compromiso social? ¿Un valor ético en la información?

¿Serán las plataformas virtuales las nuevas dictaduras?

¡Allí les dejo eso!

Gonzalo Martín

IG/TW: @gmartin1961

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