La alcaldesa de los bolsillos rotos; por Eduardo Caballero

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El sistema de corrupción en Venezuela abarca a la mayoría de los entes públicos y el municipio Naguanagua no se escapa de ella, la alcaldesa Ana González, la llamada dama de los bolsillos rotos ha hundido el municipio en los cráteres de la miseria de la mala gestión roja en los últimos años.

La falta de los servicios públicos, como el alumbrado, vialidad, salud, ha hecho hoy en día la vigencia de aquella frase de Renny Ottolina: “Tenemos personas incapaces en puestos importantes” y eso se traduce en la falta de preparación de la llamada política del ¡PUEBLO Y PARA EL PUEBLO! Ya que para ostentar un cargo publico no basta un título, sino la preparación adecuada para ejercerlo.

Hace un par de días en una reunión de las juventudes del Partido Socialista Unido de Venezuela en el municipio Naguanagua, la propia alcaldesa, de dirigió a los jóvenes de una manera despectiva, entre alguna de esas palabras fueron: “Mal vestidos, marginales, que no representan la juventud de Chávez” aún no puedo creer que este sea el trato para aquellos jóvenes que creen en su sistema y los cuales han trabajado en mover las bases en los comicios electorales.

Tanto en la gestión de Gustavo Gutiérrez, como la de Ana González, no se han hecho obra de envergadura en el municipio, las calles de los sectores populares e incluso las avenidas pueden dar fiel parecido a un viaje a la luna o una película de ficción de Hollywood, pero aun en los pasillos de la alcaldía se evidencia la falta de empuje para gestionar, aun quedan personas de confianza del ex alcalde en puestos claves, es decir, trancan la jugada.

De igual manera, hace pocas semanas la dama de los bolsillos rotos recibió un regaño en cadena nacional por parte del presidente Nicolas Maduro, cuando el representante de los adultos mayores del PSUV en el municipio Naguanagua, Miguel Castro, menciono las políticas implementadas por la alcaldesa en materia de adultos mayores, a lo que Nicolas contesto: QUE LOS ALCALDES SE OCUPEN DE SU TRABAJO, QUE YO ME OCUPO DE LOS ADULTAS MAYORES.

Yo creo que a esta dama se le abrieron las agallas pensando que iba a meter mano en los porcentajes derivados de las empresas con la nueva ley de pensiones, pensaba que era dinero fácil para no invertir en un municipio que esta en la decadencia y ver si por fin llenaba sus bolsillos rotos.

Ana González no solo es una incompetente en un cargo importante, sino que también hay incompetentes en su circulo de bolsillo, un ejemplo de ellos el rey de las mentiras, el señor German Tarazona, quien no se digna a dejar un cargo y seguir desangrando la municipalidad.

Naguanagua merece surgir de la miseria que la ha llevado los menos votados en la historia del municipio, merece gestión, merece lograr ser esa Naguanagua de antes, con sus calles arregladas, con un servicio de aseo urbano de calidad, Naguanagua merece gestión y compromiso.

Palabras para la reflexión

Si antes nos interrogamos acerca de qué es la política, como objeto de reflexión, ahora nos preguntamos a partir de qué momento podemos considerar la política, como disciplina académica, como una ciencia.

La respuesta al interrogante tiene una doble intención: en primer lugar, reiterar la existencia de un método científico, que no solamente identifica a la política como su objeto, sino que, además, en términos de Panebianco, citado por Caminal Badia, determina las reglas metodológicas respecto a objetivos epistemológicos. En segundo lugar, y derivado de lo anterior, señalar la independencia, autonomía e institucionalización de la disciplina politológica.

La evolución de la ciencia de la política ha sido continua y se ha producido a través de la definición y redefinición tanto de su objeto de análisis como de la elaboración de nuevas técnicas y métodos en la búsqueda de cientificidad. Ha cambiado, con el tiempo, tanto su objeto (qué es la política) como el método (qué es la ciencia). No obstante, se señala que el nacimiento de la disciplina de la ciencia política o la consideración de la política como objeto de conocimiento científico es relativamente reciente, a pesar de sus profundas raíces históricas. La ciencia política, como disciplina científica, se asocia a la especialización de los saberes que se producen a partir de la corriente filosófica del positivismo, a lo largo del amplio proceso histórico que va desde la Ilustración a los fines del siglo XIX. En términos de Battle, ciertamente, desde la antigüedad clásica, la ciencia política pudo abandonar la madre filosofía y, con ello, el estudio y análisis de la realidad política se constituyó en objeto de una disciplina autónoma en sentido estricto.

En contraste con lo sucedido en otras disciplinas, la ciencia política no tiene un referente, un hito, una obra fundacional o una personalidad destacada a partir de cuyos escritos se pueda inferir la fundación de la disciplina. En todo caso, muchos de sus referentes deben ser compartidos, al menos con los aportes de la sociología o la filosofía, o incluso con los de la administración pública, rama importante de la disciplina en la actualidad.

El proceso de institucionalización de la disciplina va asociado a los objetos, a los fenómenos de la autonomía del objeto con respecto a otras disciplinas y a la utilización de un método denominando científico o, expresado, en otros términos, “la autonomía del observador político y la autonomía de la política que observa”.

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