La adolescencia es el mejor momento de crear el hábito del ejercicio en la vida de tú hijo, si toma conciencia que usted es el responsable que sus hijos sean unos adultos sanos, y en consecuencia asume que debe cultivar, en ellos, el amor por la actividad física. ¿Por qué? Porque definitivamente no hay mejor manera de educar, que con el ejemplo. Llévelos tres o cuatros veces a la semana, al finalizar la tarde o los fines de semana en la mañana, a un parque a participar de actividades grupales de acondicionamiento y que este sea su tiempo de calidad junto a ellos.
Anteriormente, existía cierta inquietud respecto a que el fortalecimiento muscular podía repercutir negativamente sobre el crecimiento del adolescente, pero los últimos estudios han descubierto que la tonificación muscular no les afecta en lo absoluto.
Aparte de ganar fuerza, procurar el fortalecimiento muscular puede aportar diversos beneficios a los adolescentes, tales como mejorar su resistencia física, optimizar su autoestima y ganar mayor autoconfianza. Los adolescentes que realizan regularmente rutinas de tonificación muscular al practicar diversas actividades que así lo permiten, suelen ver mejorías en sus niveles de colesterol, presión arterial, glucosa sanguínea y peso corporal, tal como sucede en los adultos. Además, las investigaciones han determinado que los adolescentes que se ejercitan tienden a rendir mejor en los estudios y muestran niveles menores de depresión o ansiedad en comparación a otros muchachos de su edad.
Por otra parte, fortalecer los músculos también contribuye a desarrollar huesos fuertes; eso es importante para los adolescentes porque hacia el final de esa etapa de la vida, las personas han acumulado el 95 de por ciento de la masa ósea que los acompañará el resto de su existencia. Por tanto, se trata de una excelente herramienta para prevenir la osteoporosis, pues lo que no se hizo en la adolescencia pues difícilmente se lograra después.
Ahora bien, no sólo se trata de realizar ejercicios de fortalecimiento para desarrollar la fuerza ósea juvenil, también son indispensables las actividades de tipo aeróbico de alto impacto. El objetivo a lograr para un adolescente es hacer, por lo menos, una hora de actividad física moderada o vigorosa al día y que mínimo 3 de esos días incluya rutinas aeróbicas.
Los ejercicios aeróbicos pueden ser desde caminatas rápidas; juegos que requieran agarrar y tirar algo, como el béisbol o sófbol; hasta subir cerro, patinaje en línea, saltar cuerda, correr, fútbol, básquetbol, natación, tenis.
¿Cómo tonificar?
Levantar pesas no es la única manera de ganar fuerza, por ejemplo se puede usar el peso del propio cuerpo como resistencia, al trepar árboles o escalar con cuerda, hacer barras, flexiones de pecho o lagartijas, sentadillas (cuclillas), abdominales, flexiones de brazos al subir y bajar de un banco; entre otros.
Otra alternativa es ejercitar los músculos con ligas de resistencia, que son piezas livianas y portátiles para el fortalecimiento muscular que crean resistencia al estirarlas.
En general, pueden cambiar de actividad durante la semana, dejando días para el descanso, sin prescindir del ganar fuerza. Con los adolescentes, es importante que un profesional capacitado supervise el levantamiento de las pesas para garantizar que apliquen la técnica adecuada más manejen la cantidad correcta de peso. La tasa de lesiones en los adolescentes es baja, y las más comunes se relacionan con la escasa supervisión o instrucción inadecuada, empleo de una técnica incorrecta o levantamiento de mucho peso. A fin de reducir el riesgo de lesiones, enseñen a sus hijos a calentar de 10 a 15 minutos con ejercicios aeróbicos suaves y al finalizar estirar, 30 segundos mínimo, cada grupo muscular.
Fuente: Caraota Digital
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