Como es bien sabido para muchos, el humorista venezolano, George Harris se presentó en Viña del Mar con un lleno impresionante en el Movistar Arena. Esto impresionó a los organizadores, ese desbordamiento del público venezolano a comprar las entradas, cosa que no sucedía frecuentemente en los últimos años en Viña del Mar.
No ahondaremos en este escrito los pormenores del hecho; pero si deseamos reflexionar sobre la interacción de las personas y las sociedades ante los eventos multiculturales. Y lo decimos, porque con frecuencia en el pasado, situaciones similares han sucedido, y todavía siguen sucediendo cuando se presentan eventos culturales de diferentes países.
Muchas sociedades y países no son abiertos a la diversidad cultural y muchos de ellos son altamente regionalistas, siendo el término más utilizado para definir este hecho como el de “etnocentrismo”. Frecuentemente, es en los espacios culturales, religiosos, deportivos y gastronómicos en donde sale a relucir estas diferencias y en donde se requiere mucha madurez social para poder “entender” al otro.
El Papa Francisco quien frecuentemente aborda la necesidad de que las sociedades sean más abiertas e Interculturales nos recuerda que la atención al extranjero, al Migrante debe accionar en los siguientes verbos: “Acoger”, “Proteger”, “promover” e “Integrar”. Y es en este último, el que requiere mayor desafío, no es Integrar a lo que yo soy como cultura, o que tú te integres a la mía, es aceptar, convivir y aprender de nuestras diferencias. Comprender que, a pesar de nuestras diferencias, tu mereces tu espacio, yo el mío y en esos lugares ver que nos une o que nos separa.
Y es ahí el llamado de reflexión, no se trata de si George Harris tenía que gustarle al Público Chileno o al Público Venezolano, o a todos en general, es simplemente que ambos públicos hayan debido tener la madurez social necesaria de decir “así es el humor en Venezuela, es diferente al mío” y viceversa, pero siempre tomar en cuenta lo que aprendemos del otro.
Por otro lado, también es importante respetar los códigos de lenguaje no verbal especialmente de la cultura de destino, porque este detalle también puede generar mucho malestar.
Aquí es donde todos estamos llamados a acercarnos al diferente, no agruparnos en contra del diferente. Es necesario ese abrazo fraterno intercultural que nos permita comprender y entender al otro porque como lo dice la Biblia: “si solo aman a quienes los aman a ustedes ¿qué mérito tienen?”
Deseamos concluir que el punto central de esta reflexión es la de no generar trincheras de pensamiento para generar ataques y diferencias, ahí si estamos llamados a hacer un alto, porque debemos siempre buscar lo que nos une, no lo que nos aleja.
Ningún País, ninguna cultura, es superior a la otra, son simplemente desarrollos sociales y de pensamiento diferentes de los cuales debemos todos aprender uno del otro.
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