“Hay esperanza sin caer en la desesperación” por el Padre Francesco Bortignon y Fernando Tirro

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Leer el presente con la sabiduría del pasado: superar los miedos que nos impulsan a cerrar fronteras y elevar muros; fijarnos más bien en la riqueza de la diversidad y las oportunidades que nos ofrece la migración para encuentro y enriquecimiento mutuo. En efecto las fronteras son el lugar privilegiado de encuentro interreligioso, para construir un “nosotros” más armonioso y fuerte. Esta es una urgencia de nuestros tiempos, cuando media humanidad cruza las fronteras tradicionales.

 

 Ahora bien, el fenómeno de la Migración internacional es demasiado grande como para trabajar solos, es necesaria la colaboración no sólo de toda la iglesia, sino hasta de las diferentes religiones, organizaciones, porque la necesidad es más grande que de los colaboradores con los que podemos contar.

 

Caridad y trabajo social tienen el mismo objetivo: el necesitado. Pero hay una motivación distinta: el trabajo social se hace desde la motivación de justicia social y la dignidad de las personas; la caridad tiene una motivación religiosa, evangélica: “lo que hicieron a uno de estos más humildes, a mí me lo hicieron”.

 

El servicio social se fundamenta en deber y compromiso de la sociedad. La Caridad nace de la gratuidad del amor al hermano por su dignidad de hijo de Dios, prescindiendo de derecho, raza, ciudadanía, etc. El servicio social tiene reglas, fronteras, muros y calendarios. La Caridad no tiene ni calendario, ni fronteras. No es una opción sino el alma de nuestra Fe.

 

Una y otra vez el Papa ha sido objeto de “crítica” por parte de quien tiene una visión a corta distancia y no se abre a la catolicidad y universalidad de la Iglesia. “Vayan a todo el mundo y prediquen el Evangelio” es el mandato de Jesús. En este futuro de “color” que el Papa invoca, intentamos trascender fronteras físicas y barreras intelectuales y diferencias religiosas. La Caridad es universal y, más allá de las fronteras civiles, se encuentra la autenticidad de la religiosidad que reconoce a Dios como Misericordia, como amor, como Padre de todos.

 

“Mientras exista pobreza en el mundo, mientras exista una parta de la humanidad que tenga hambre, sed, siempre existirán personas que le dirán a sus hermanos: tengo hambre, dame de comer, tengo sed, dame de tomar, estoy desnudo, vísteme, estoy en necesidad, ven en mi auxilio” – Juan Bautista Scalabrini 1905

 

“MIGRANTES: HOY COMO AYER”Francesco Bortignon, C.S – Fernando Tirro

Martes y jueves a las 11.00am por 97.5FM – La Voz de Dios – Valencia, Venezuela

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