Los especialistas no descartan esta posibilidad, después de que Europa viviera una segunda ola, Estados Unidos una tercera y Hong Kong esté confrontado a una cuarta.
Es posible que haya “varias olas sucesivas” de recrudecimiento durante “el final del invierno (boreal) y la primavera de 2021”, según el consejo científico que asesora al gobierno francés.
Pero de ello “dependerá un determinado número de factores”, por ejemplo, de la manera en que se relaciona la gente con el cambio de estación y de cómo se gestiona la enfermedad, combinando el distanciamiento social con las vacunas, indica el doctor Flavio Toxvaerd, de la Facultad de Economía de la Universidad de Cambridge y especialista en enfermedades infecciosas.
El objetivo es evitar la restricción más dura: el confinamiento. Por ello, los países cuentan ahora con una cierta experiencia y pueden analizar el impacto y la cronología de las medidas aplicadas hasta el momento.
Se trata de administrar la “dosis mínima eficaz” de medidas colectivas (prohibir grandes reuniones, limitar las actividades de riesgo…) para contener la circulación del virus a un nivel bajo, y a la vez permitir que se reanude una actividad económica y social suficiente, según la infeccióloga francesa Anne-Claude Crémieux.
Esto requiere controlar la cadena de contagios, con el llamado sistema de “diagnóstico, rastreo (de contactos) y aislamiento (de los casos positivos)”, con una atención especial a las personas más vulnerables, a la espera de que sean vacunadas.
LA VACUNA, ¿EL RELEVO?
“Hay que aguantar hasta el relevo: la vacuna”, afirma Crémieux. Pero “está claro que no vacunaremos a la población mundial en menos de seis meses”, agrega.
Su llegada permitirá una vuelta a la “vida normal”, a condición de que la gran mayoría de la población se vacune, afirma Arnaud Fontanet, epidemiólogo del Instituto Pasteur de París, que estima por ejemplo que en Francia esto no sucederá antes del otoño boreal de 2021.
Pero este nivel de cobertura es un “objetivo extremadamente ambicioso debido a la desconfianza que existe actualmente hacia las vacunas”, admite Fontanet, haciéndose eco de los temores de un gran número de especialistas en el mundo, entre ellos, el doctor Anthony Fauci, figura eminente de la lucha anticovid en Estados Unidos.
Pero “en el ambiente actual, hacer obligatorias las vacunas puede (…) suscitar una mayor resistencia” entre la población, afirma Toxvaerd. Las empresas y las normas sociales seguramente desempeñarán un papel incitador. Por ejemplo, algunas aerolíneas ya prevén condicionar el embarque de los pasajeros a que estén vacunados.
Pero es esencial tener en cuenta que, a día de hoy, la eficacia de las vacunas anunciada por sus fabricantes todavía no fue confirmada por ninguna publicación científica y que se desconoce por ahora la duración de la inmunidad, especialmente entre las personas mayores, las principales víctimas del coronavirus.
También es necesario asegurarse de la ausencia de efectos secundarios graves o al menos de su carácter excepcional. Fontanet prefiere “contar con que se darán” de manera “muy puntual”, sin que esto cuestione los beneficios de la vacunación.
De la misma forma en que habrá personas vacunadas de Covid-19 que enfermarán, sin tener que concluir que “la vacuna no funciona”, añade.
Por ello, las autoridades sanitarias abogan porque se continúen estudiando las futuras vacunas, incluso cuando reciban la primera autorización para ser comercializadas.
¿CON O SIN MASCARILLA?
Las mascarillas y otras medidas de prevención como lavarse las manos o guardar una distancia física con los demás prevalecerán durante un largo periodo transitorio, hasta que se alcance el nivel de vacunación suficiente.
Pero también dependerá de cuánto tiempo dura la inmunidad que proporciona la vacuna, un dato del que no se podrá estar seguro hasta bien entrado 2021, como mínimo.
En Estados Unidos “con un nivel de eficacia (anunciado de algunas vacunas) del 95%, contar con alrededor del 70% de la población vacunada permitiría una verdadera inmunidad colectiva que podría alcanzarse en mayo, más o menos”, indicó el 22 de noviembre en la CNN Moncef Slaoui, jefe científico de la operación Warp Speed, creada por la administración estadounidense para acelerar el desarrollo y distribución de las vacunas.
Unos días antes, Fauci previó un regreso a “un grado considerable de normalidad” entre el tercer y cuarto trimestre de 2021.
En un escenario optimista, con una pandemia controlada para su apertura el 23 de julio, los Juegos Olímpicos de Tokio, aplazados debido a la pandemia, tendrán lugar con público, llegado incluso del extranjero.
Entretanto, China, donde emergió el virus, ha vuelto a la vida normal, protegiendo sus fronteras y reaccionando con contundencia a cada amago de resurgimiento del virus, y anhela avanzar sus peones en la carrera mundial por la vacuna, con varios antígenos experimentales que empezaron a inocularse entre la población, sin haber dado a conocer sus resultados clínicos.
Con información de elmundo.es/
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