El gobierno francés permanecía firme este sábado frente a la revuelta social contra la reforma laboral, ante una nueva semana de movilizaciones convocadas por los sindicatos que quieren mantener el pulso con las autoridades para obtener la retirada del proyecto.
“Mi puerta sigue abierta, sigo dispuesto a discutir. Pero cuando un texto ha sido discutido, ha suscitado compromisos con las partes sociales, ha sido adoptado por la Asamblea Nacional (cámara baja), considero que mi responsabilidad es ir hasta el final”, declaró el primer ministro, Manuel Valls, a los lectores del diario Aujourd’hui en France.
Desde hace casi tres meses, el texto, actualmente en discusión en el parlamento, divide a la mayoría socialista en el poder, al tiempo que sus detractores directamente tratan de paralizar el país para forzar su retirada.
“Me mantendré firme porque es una buena reforma”, aseguró el viernes el jefe de Estado, François Hollande, al final de la cumbre del G7 en Japón, reiterando su apoyo a su primer ministro.
“Retirar el texto de ley sería una mala cosa para los empleados”, insistió el sábado Manuel Valls.
Valls se reunía el sábado con los grupos petroleros y los transportistas, dos de los sectores más afectados por los bloqueos organizados por los detractores de la reforma.
El objetivo de esta reunión es analizar el suministro actual de carburante, perturbado estos últimos días tras la paralización total o parcial de seis de las ocho refinerías francesas.
Las fuerzas del orden desbloquearon el viernes unos 15 depósitos petroleros (de los 100 que tiene el país) pero un 20% de las estaciones de servicio seguían en dificultades de suministro, según el gobierno.
Fuente: Globovision.
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