El gobierno del presidente Donald Trump anunció que Estados Unidos se retirará de la UNESCO a finales de 2026, confirmando así la tercera salida del país de la organización internacional creada tras la Segunda Guerra Mundial para promover la educación, la ciencia y la cultura en el mundo. La decisión, que formalmente entrará en vigor el 31 de diciembre de 2026, fue comunicada a la directora general, Audrey Azoulay, quien manifestó su “profundo pesar” pero aseguró que el organismo está preparado para asumir la partida, incluso a nivel financiero.
La portavoz del Departamento de Estado, Tammy Bruce, justificó la medida en que la membresía de EE.UU. en la UNESCO “no responde a los intereses nacionales” y criticó que la organización promueve “causas sociales y culturales divisivas”, así como una “agenda globalista” que choca con la política exterior de “Estados Unidos primero”. Bruce también señaló que la decisión de la UNESCO de admitir a Palestina como Estado miembro fue “sumamente problemática” y contribuyó al “discurso anti israelí” dentro de la agencia, algo que ya motivó la salida estadounidense durante el primer mandato de Trump.
Esta nueva retirada es parte de una tendencia del gobierno de Trump de desvincularse de organismos internacionales considerados “globalistas” o “divisivos”, como la OMS y el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, decisiones que habían sido revertidas durante el mandato de Joe Biden. Actualmente, la contribución financiera de EE.UU. a la UNESCO representa solo el 8% del presupuesto total, una cifra mucho menor que en el pasado, lo que reduce el impacto financiero de la salida.
Audrey Azoulay subrayó que la UNESCO, tras reformas y el respaldo de otros países, sigue siendo un “foro para el consenso multilateral” y que la ausencia de EE.UU. no frenará sus actividades. Por su parte, el Secretario General de la ONU, António Guterres, lamentó la decisión, considerándola contraria al espíritu del multilateralismo.
La salida de EE.UU. de la UNESCO tendrá consecuencias para universidades, ciudades y comunidades estadounidenses que aspiran a inscribir sitios en la Lista del Patrimonio Mundial o participar en redes internacionales, pero la organización, ahora con fuentes de financiamiento más diversificadas, afirma que mantendrá su rumbo.
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