Los acontecimientos políticos que recientemente se han desarrollado en el país, dejan claros indicios de que sigue avanzando la supuesta conspiración contra Juan Guaidó.
A pesar de que la administración que hoy ocupa la Casa Blanca decidió apoyar a Juan Guaidó tal y como lo ratificó Elliott Abrams en la interpelación que le fue realizada por un Comité del Senado de los Estados Unidos (de la cual no salió muy bien parado que digamos), fue el mismísimo Donald Trump quien “empasteló” la cosa al expresar ciertos comentarios que de inmediato “envalentonaron” a ciertos actores políticos obsesionados en erosionar la imagen del “Muchacho de Vargas”, desarrollando para lograr ese objetivo, diversas estrategias tanto en los Estados Unidos; así como también, ante la comunidad internacional, para procurar sentar bases sólidas que permitan tener éxito con la “conjura” que presuntamente está en marcha y que su éxito o no, pareciera depender de la manera como se va a manejar el propio Guaidó y los aliados con los que pudiese contar de ahora en adelante.
Lo anteriormente expuesto incidió directamente en que los “elucubradores de oficio”, argumenten que no es mera casualidad que la dirigente María Corina Machado haya exigido a los responsables del gobierno interino que presenten un informe detallado ante el país sobre la cantidad de dinero que supuestamente han manejado hasta el presente; y/o que Henrique Capriles, insista “en que se le debe hablar claro a los ciudadanos sobre el interinato ya que los venezolanos están cansados de las mentiras que a diario difunden ambos sectores”; entiéndase el gobierno y la oposición comandada por Guaidó.
En conversaciones sostenidas con amigos y dirigentes políticos en las ahora infaltables tertulias a través del Zoom, el Skype o las video-llamadas, algunos insisten en que se percibe como si hubiese un peligroso juego a un muy alto nivel donde destacan quienes piensan o apuestan a que es preferible que todo siga igual hasta que sea alguno de ellos quien pueda acceder al poder; bien por la vía de una Junta para la transición; o, por la realización de un proceso electoral con condiciones favorables y supervisadas por organismos internacionales; sin embargo, no hay duda alguna de que el destino de Guaidó está en sus propias manos, pues si de verdad tiene alguna aspiración política a futuro, debería “tomar al toro por los cachos”, vale decir, ejercer en toda la extensión de la palabra el supuesto gobierno interino de que presume, designando comisiones que vayan elaborando proyectos, propuestas y soluciones a corto, mediano y largo plazo, a los múltiples y graves problemas que aquejan a los venezolanos.
Por otra parte, otros, creen que Guaidó debe consolidar una especie de voluntariado que se identifique con su causa y que responda a sus directrices de manera directa en cada parroquia, municipio, estado, gremio o instituciones que existen en el país; pues de no hacerlo, seguirá dependiendo de la voluntad de todos y cada uno de los dirigentes de los partidos que lo “acompañan”.
Ahora bien, si hay algo que no se puede permitir Guaidó, es precisamente perder el apoyo de USA y de la comunidad internacional y mucho menos en este momento cuando ha asumido el costo de perder por “forfait” unas elecciones parlamentarias aun cuando este hecho –perder las parlamentarias-, sea parte de la estrategia apostando a una mayor presión internacional y a la “soñada” intervención o extracción militar antes del 6 de diciembre.
Desde la acera de enfrente, quienes se identifican con el pensamiento del fallecido presidente Chávez, sonríen y piensan en aquellos refranes que dicen: “Nadie escarmienta en cabeza ajena”, “Para mi si lo consigo amarrado es mejor”, “Cachicamo trabaja para lapa” y “Con cual aceite quieres que te fría mi pescado”. ¡Amanecerá y veremos!
#HayQueHacerPosibleLaVenezuelaQueRennySoñaba ¡Vamos a darle… Dalo por hecho!
Hasta la próxima apreciados lectores. Dios los bendiga.
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