Debemos estar atentos cuando una sociedad no entiende, o no le interesa el tema del migrante y termina por hacerlo invisible o peligroso.
Nuestra cultura personal define al mismo tiempo la riqueza y la pobreza de nuestra persona. El “extranjero” es un extraño: hasta que permanece un desconocido nos asusta e, inconscientemente, buscamos las razones y prejuicios para justificar nuestro miedo y nuestro rechazo. Para eliminar desde las raíces el miedo y la xenofobia, hay que ampliar nuestra cultura con el conocimiento de las situaciones y causas que impulsan al migrante, que sale de forma voluntaria o forzada de su país.
Tomemos algunos hechos evidentes:
¿Por qué? se rechaza al extranjero, pero se busca al migrante estacional (millares de trabajadores necesarios en la temporada de cosecha de frutas, verduras, café), con claras características de explotación laboral.
¿Por qué? se exaltan las oportunidades migratorias de técnicos y especialistas mientras que se le niega las legítimas aspiraciones de mejoras a una familia.
¿Por qué? permitimos el ingreso al país a una multinacional, con todos los privilegios, y no le permitimos alcanzar sus sueños a un migrante.
La sociedad del futuro será, matemáticamente, una sociedad de migrantes ya sea por razones de sostenimiento del desarrollo, de equilibrio de natalidad o de migración forzada por desastres naturales, causas políticas, religiosas u económicas.
Debemos empezar a dejar el prejuicio del migrante como un peligro. Nos falta la capacidad de asombro, la curiosidad y la humanidad para compartir con alguien que todavía no conocemos. Mira lo que pasa en el campo del deporte, de la música y del arte: la capacidad de asombro tumba las fronteras.
Una cosa son los políticos y una cosa es la cultura de un pueblo. El político de turno puede manipular el problema migratorio bajo la excusa de intereses económicos. El problema se hace grave cuando con prejuicios y falsas razones logra ahogar el sentido humanitario del pueblo.
La grandeza de una cultura se mide por su apertura humanitaria. El migrante no es un peligro, El Migrante está en Peligro. Las migraciones siempre han dado un aporte positivo tanto a las economías como a las culturas. Obviamente es tarea del Estado conocer y coordinar internacionalmente el fenómeno de la movilidad humana, bajo principios humanitarios y programas económicos adecuados.
Padre Francesco Bortignon
Misionero de San Carlos – Scalabriniano
Parroquia San Antonio de Prebo Valencia – Edo. Carabobo
bortignonfrancesco@hotmail.com / mls_valencia@yahoo.com
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