Parafraseando a Hegel, siempre es más fácil criticar que crear.
Y ahora más que nunca, en esta época de redes sociales, donde la opinión ligera se esparce con facilidad y los medios digitales sirven de plataforma para este fin, lastimosamente nos hemos acostumbrado a que la ofensa se disfrace de crítica, perdiéndose así la argumentación política válida y todo se reduzca a la falacia ad hominem. Permítame, estimado lector, ser un poco más diáfano y directo. Nos hemos acostumbrado a que el insulto, la vulgaridad y el sarcasmo mal intencionado sea la forma de referirnos unos a otros en el mundo político, parece ser, que esto para muchos es la vía rápida para obtener aplausos, likes y retuits. El momento histórico que nos ha tocado vivir, nos exige la madurez política necesaria para sobreponernos a eso, a entender de una vez por todas que en Carabobo y en Venezuela, todos somos necesarios, que hasta el adversario en su accionar tienes razones válidas y que el debate político no puede centrarse en el ataque personal sino en la confrontación necesaria de puntos de vista. Bien es cierto que la deslegitimación es un arma de doble filo, que cada quien debe asumir la responsabilidad de lo expresado y jamás debemos olvidar las palabras de Diógenes, cuando nos enseñó, que el insulto deshonra a quien lo infiere, no a quien lo recibe. Demos juntos ese necesario primer paso, elevemos de una vez por todas el discurso político hacia el debate de ideas, de objetivos y cómo lograrlos, no perdamos más tiempo en el descrédito innecesario del adversario, el país nos lo reclama y hay muchos actores políticos que no quieren darse cuenta. Con mucho respeto hago un llamado a los editores de medios de comunicación de nuestro estado, que nos acompañen en ese paso al frente. Seamos verdaderos constructores de la sociedad que queremos para nuestras hijas e hijos, estamos a tiempo. |
El fin de la falacia: Por Giovanni Nani
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