El vestuario tendrá que sufrir modificaciones profundas, y que podrían implicar tanto pérdidas económicas como conformarse con lo que hay.
Los años de esplendor parecen haberse acabado en el Barcelona. Una bofetada de la realidad ha obligado a una reflexión sobre todo lo relacionado al club. Entre esos temas, inevitablemente está la forma de la futura plantilla.
Varios han sido los señalados por su falta de entrega a lo largo de la temporada, tanto por la afición como por la prensa, pero que el llamado a cambios profundos venga desde el vestuario le añade más profundidad al problema.
De quién salir
La problemática realidad del Barcelona es que no hay recursos para afrontar una reconstrucción a profundidad como se quisiera. Se debe hacer espacio primero para poder acometer a un proyecto deportivo que pueda estar al alcance de su presupuesto.
Lo mal de los negocios en algunos acuerdos tendrán que verse como una suerte de ‘impuesto’ por la falta de planificación coherente, o siquiera del nivel correspondiente del equipo.
En esta categoría se ubicarían una serie de jugadores que generarían rédito económico y permiten cambiar lo que se espera de quienes ocupen esas posiciones. Un cambio en los centrales, otro por la derecha, en el centro del campo y en el ataque valdrían la pena de explorar.
¿Qué hacer con los jóvenes del primer equipo?
Antes de hablar sobre darle más o menos peso a La Masía en el proyecto de la reconstrucción, debe hablarse de una camada de jugadores jóvenes que están a disposición del próximo míster culé, y con los que habría algunas opciones al momento de organizar el equipo.
Los Todibo, Júnior, Miranda, Wagué, Riqui Puig, Carles Aleñá, Ansu Fati, Trincao, cobran un peso particularmente importante en vistas de lo que se supone ha de ser una limpieza del primer plantel, o de varias piezas de ella por lo menos, donde ellos sean algunos beneficiados.
La Masía: Piedra angular
No tiene sentido hacer un ejercicio de un comienzo desde cero, como esta oportunidad más bondadosa que perjudicial que tienen, de reencontrarse con su esencia, si no se hace con el propósito explícito de hacer del sistema juvenil una constante productora de jugadores titulares, suplentes, de reserva y un largo etcétera.
Por ahí deben volver a salir los líderes del equipo, como a veces se asoman sólo para ser vendido todo su potencial a una fracción del precio. Los casos a la Thiago Alcántara no deberían ocurrir, y allí se pudo haber evitado no sólo una errada política de fichajes, sino una costosa política de fichajes.
Hacen falta nuevos líderes
Más que íconos, líderes. Jugadores que en el campo no sólo deleguen al capitán y superestrella, sino que sepan proyectar su propio peso sobre el campo, como solía ser el caso. Si Messi no podía, Iniesta se asomaba; sino era Xavi, o alguien más. Eso se ha perdido, en parte por la ironía más grande de todas: Porque había quien era capaz de asumir toda la carga.
Hay motivos para dejar de escudarse en la sombra de gigantes y comenzar a imitarlos.
Es necesario hacer caja, y bastante, para traer al menos algunos nombres que sirvan para dar el puntapié a un proyecto ganador en el mediano plazo. No son el primer equipo de nivel que atraviesa una crisis profunda, pero sí son el más reciente. Si quieren sortear las dificultades, hay que aceptar la realidad. Es necesario dinamitar y comenzar desde cero.
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