Cuando los pueblos toman la decisión de cambiar a sus gobernantes, sea cual sea la razón que los anima, es un hecho imposible de evitar.
Esa voluntad de cambiar al gobierno, viene dada tradicionalmente por insatisfacciones económicas. Sin embargo en ésta ocasión creo que está privando algo de mayor alcance en la voluntad popular, que tiene que ver con la emocionalidad de la familia, ya que por cada familia venezolana de cuatro hijos, tres están fuera del pais y eso en una población con algo más de veinte millones de habitantes es un descalabro social. De hecho, ocho millones de venezolanos fuera del país, han creado una profunda ruptura del nucleo familiar venezolano y eso no se lo perdonan a Maduro.
Este terrible golpe a la emocionalidad y al sentimiento de los venezolanos, ha generado una repulsa contra el gobierno, una rabia inaudita, una sed de venganza increíble, que se materializa cuando el ciudadano ha decidido cobrarle al gobierno con su voto en contra en las próximas elecciones presidenciales del venidero 28 de Julio.
Si usted va hoy a la calle, no percibe ambiente electoral, usted sabrá de campaña electoral si está vinculado a algún grupo político o algún chat donde participe algún político, pero en la calle, las personas andan es en su diaria laboriosidad, seguros a lo interno de su voto, eso sí, pero ajenos a lo político, intentando lograr unos mendrugos o algo de dinero que llevar a su casa porque aparejada a esta gran división de la familia, también confronta una insufrible e insostenible situación económica, avivada por una radical escasez de agua, de energía eléctrica y hasta de gasolina.
Es en ese marco de cosas cuando el gobierno viene y nos dice:
Estoy arrepentido por los errores qué pude haber cometido, pero conste, he cumplido con mi deber, he realizado un buen gobierno.
He reducido la delincuencia, también controle al Covid, y al Dólar, he pintado todo bonito y he puesto bastantes bombillos y lo que no he hecho es a causa de las sanciones económicas que nos han impuesto los Estados Unidos.
Lo que no nos dice el Presidente es que, hasta los delincuentes se fueron del país, porque aquí ya no hay a quien robar, ni que robar. Tampoco aclara que el Covid fue una pandemia global que cada país enfrentó lo mejor que pudo y que aquí fue más fácil de manejar, porque nuestro país estaba prácticamente aislado cuando irrumpió la pandemia. Tampoco va a decir que su gestión viene fracasando desde un principio y que las sanciones no tienen tanto tiempo como su gobierno y en todo caso, ellas son la consecuencia de una política internacional errática y de una politica interna sensible a los derechos humanos.
Todo eso lo ve, lo oye, lo asimila y lo calla el ciudadano venezolano y en su fuero interno acrecienta su voluntad de cambiar al gobierno y en su corazón y su mente el callado deseo de ir a votar por EDMUNDO, eso sí, sin arriesgar su CLAP y su bono de guerra económica como lo llaman.
La campaña del gobierno trata de frenar o de corregir esa voluntad de cambio, crea situaciones que estimulan la abstención, inventa suspensión de elecciones y anulacion de tarjetas y cualquier cantidad de desatinos, pero cuando la gente se vuelca espontáneamente a la calle al paso de María Corina Machado por las calles, avenidas y carreteras de Venezuela sólo retumba el grito: EDMUNDO PARA TODO EL MUNDO.
Saludos
@rafaelblancogalindez
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