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Día del Libro en Venezuela: La Lectura Resiste a la Adversidad

Mariangel Durán

En el Día del Libro, el panorama literario venezolano se dibuja entre desafíos y una tenaz resistencia. Según la Cámara del Libro Venezolano, el número de librerías en el país se redujo drásticamente a 52, contrastando con las aproximadamente 1.300 que existían en 1998. Sin embargo, al sumar las papelerías que también ofrecen libros, la cifra actual supera las 260 en todo el territorio nacional. A pesar de las limitaciones económicas y políticas, editores independientes, librerías y espacios de lectura persisten, mientras que los escritores continúan su labor creativa y de promoción cultural.

Iniciativas como las librerías Sopa de Letras, El Buscón y Puerto de Libros, junto a editoriales como Monroy Editores y Libros del Fuego, demuestran la vitalidad del sector. Espacios dedicados a la lectura como La Poeteca y el Museo del Libro Venezolano, así como ferias como la de Editoriales Independientes y la Feria Internacional del Libro de la Universidad de Carabobo, reflejan el interés continuo del público por los libros. A pesar de la disminución en el número de librerías y editoriales en comparación con hace 25 años, el sector muestra signos de un resurgimiento impulsado por la necesidad de desconexión y el interés de nuevas generaciones.

Adriana Mara, presidenta de Cavelibro, percibe con optimismo el panorama actual, señalando un aumento en el consumo de libros físicos, especialmente entre las generaciones más jóvenes. Aunque existen desafíos como las restricciones a la importación y la producción local, el año 2023 experimentó un crecimiento en los emprendimientos editoriales independientes. La exoneración del IVA para la importación de libros, aunque no para la producción nacional, ha facilitado la llegada de títulos extranjeros. Además, fenómenos como BookTok han generado un nuevo interés por la lectura entre los jóvenes venezolanos.

Sin embargo, las opiniones entre libreros varían. Mientras algunos como Rómulo Castellanos de la Pulpería del Libro ven un camino hacia la recuperación, otros como Katyna Henríquez Consalvi de El Buscón describen una situación “deprimente” con amenazas constantes para las librerías. La falta de políticas de promoción del libro y la lectura, así como los altos costos operativos, dificultan la sostenibilidad de estos espacios. A pesar de las dificultades, muchos libreros persisten por vocación y por el valor cultural que representan sus establecimientos.

En este contexto desafiante, el Día del Libro en Venezuela se convierte en un símbolo de resistencia. A pesar de la disminución de librerías y las dificultades económicas, la pasión por la lectura y la creación literaria se mantienen vivas. Los esfuerzos de editores, libreros y escritores demuestran la importancia del libro como un espacio de reflexión, conocimiento y conexión en tiempos difíciles. La literatura venezolana, aunque golpeada, sigue latiendo con fuerza, buscando nuevas formas de llegar a sus lectores y preservar su legado.

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