En la cultura indígena existe una frase que contiene la sabiduría ancestral, que con el modernismo hemos olvidado. Ellos dicen: “¿Para qué luz, si es de noche?”, refiriéndose a que mientras haya luz solar el ser humano debe estar despierto y efectuando labores cotidianas para su supervivencia. Pero, que a la hora de caer el sol, ya estas labores deben de culminar e iniciar con el descanso merecido.
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Sin embargo, con el modernismo, hemos logrado trabajar de noche, modificando de esta forma, nuestra rutina natural de vigilia y sueño. En el cuerpo existe un ritmo llamado circariano, el cual se rige por la presencia o nó de sol para secretar ciertas hormonas que nos mantienen despiertos o dispuestos al descanso. Por lo cual, debemos habituarnos a rutinas de trabajo diario pero con horas completas y suficientes de sueño y descanso.
Un ser humano adulto promedio debe de dormir entre 6 y horas diarias para lograr recuperar la energía perdida durante el trabajo diario. El agotamiento, genera depresión del sistema inmunológico trayendo como consecuencia enfermedades.
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