Cruel, Ruin e HDP por Gonzalo Martín

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¿Cuanto cinismo más se puede seguir tolerando? ¿que tanto sadismo es necesario aguantar para comenzar a reaccionar? ¿Cuanta crueldad más?

Ya la “HDPtez” está superando todos los límites.

¿Cuándo llegará la deshumanización del régimen al tope de nuestra capacidad de aguante?

Los tipos han creado una estructura del poder basada, en comienzo, por los compromisos con la corrupción, esto por supuesto trae pobreza en términos de mediano plazo y también la consecuencia inmediata que es la reducción brutal en la calidad de vida del “pata’en’lsuelo” común y corriente, ya que el robo indiscriminado a las arcas del Estado se representa en la jamás culminación del desarrollo de la infraestructura del país (tu sabes… cero hospitales, ninguna vía nueva, ningún mantenimiento a los servicios públicos, reducción de inversión privada y por supuesto pública para desarrollo industrial, ningún liceo o escuela nueva, etc, etc).

No sólo eso, la corrupción generalizada produce además una sociedad de élites, cómplices ellos crean todos una competencia para quién obtiene más dinero, más influencia, más poder; y es por ello que vemos cada día pocos ricos con mucho más y más pobres con más miseria.

El poder se nutre de la corrupción, sobrevive gracias a la corrupción y estimula el mercado de la corrupción, o sea: “nos repartimos el país; tú aquí, él allá y yo por acá”.

La disidencia se origina generalmente cuando algún “socio” se siente invadido y pierde fuerza dentro de su propia sociedad de cómplices. Es así que es desechado, execrado e inmediatamente desprestigiado y si insiste… pasa a la fase de perseguido.

Aquel que salte los límites de su territorio hacia el de algún otro socio de corrupción, debe estar seguro de hacerlo con la fuerza para replicar el contraataque. ¡Es así!; o sea, el afectado se convierte en socio minoritario, así que o se “la cala” o va para afuera. Así de sencillo.

La corrupción de los resentidos es voraz y por ello, cruel y despiadada.

La impunidad por supuesto, es la principal arma de defensa y ella llega gracias a las tarifas respectivas. La justicia con su baremo tiene ya la selectividad de las sentencias. Mientras más pagues u otorgues, más inocente serás.

El país, ya destruido, no tiene culpables.

La autodefensa del corrupto se basa en la destrucción moral del subordinado; y esta destrucción sólo es efectiva si disminuye en toda su capacidad física, moral y de pensamiento a quien se supone se debe, ya que ellos son la excusa perfecta para estar en el poder.

Y la estrategia es clara, “digo que vivo para ti, pero realmente tú eres el que está allí para mí”.

El país, antes de la “guerra económica” y ahora con la excusa de las “sanciones” ya venía en caída libre porque la corrupción se lo comió íntegro, el país está hueco, solo tiene la superficie y de allí, raspan la olla para seguir fabricando su opulenta vida a costa de los que solo sirven de escenografía, son los tontos útiles itinerantes. Los sacan a marchas, los hacen votar, los ponen de aquí para allá a defender causas lejanas de la realidad sólo a cambio de un mísero beneficio, tu sabes… una bolsita de esas y cuando estás un poco más arriba un “contratico allí”.

En Venezuela no hay proyección hacia el progreso.

No hay hospitales nuevos, ¡NINGUNO!.

No hay trabajo.

No hay producción alimentaria nacional suficiente.

No hay estudios, no hay trabajo, no hay esperanza, no hay salud, no hay, no hay, no hay, no hay… no hay chance de vivir, con suerte solo hay para sobrevivir.

La verdad, piensen un poco y vean a su alrededor y pregúntense: En la Venezuela de hoy, ¿hay posibilidad de algo y de algún tipo?

Los que han perdido todo, hasta la esperanza y la fuerza de lucha se lo han respondido y son los primeros que han preferido arriesgar sus vidas y hasta la de sus hijos y abuelos al lanzarse a infernales caminatas intercontinentales atravesando el riesgoso camino de la incertidumbre, que es más seguro que el porvenir venezolano.

El régimen a través de la negligencia y muy especialmente por medio de la bestial corrupción les ha quitado todo, pero lo más importante, les quitó la posibilidad, la esperanza.

Este régimen cruel, inhumano, despiadado e HDP.

El régimen llora más por la salud de su cómplice en Cabo Verde que por Irma atravesando cargada las fronteras.

El régimen se burla de los emigrantes al decir que salen del país por moda y con dos mil dólares en sus bolsillos.

El régimen no exhibe ni siquiera una mueca de dolor por los caminantes congelados en los Andes, por los ahogados entre el Delta y Trinidad, por las familias enteras llegando a USA a pie.

¡Échenle bolas el tamaño de la desesperación! llegar a pie a Chile o a los EEUU desde Venezuela.

Hay que ser muy HDP para no sentir dolor por la gente que debe huir de esta miseria.

Confieso que Irma no me impactó tanto, ¡que si! tampoco el bebé en brazos de una policía texana, me impactó la foto de una niña de unos nueve años de edad atravesando el río tomada de la mano de su mamá (creo) y con la otra mano sosteniendo una destartalada y vieja muñeca.

¡Suerte mi niña, ojalá permitan las autoridades que te rescataron al llegar… quedarte!

Escribo esto hoy con el mismo nudo en la garganta de miles venezolanos que vimos las fotos y vídeos de la semana pasada, escribo esto con la arrechera que me da el régimen hdp que solo ve para sí.

Tengo el sentimiento y mi fortaleza momentáneamente quebrada; tengo al 98% de mi familia que tuvo que emigrar, y con el dolor que se padece por un abrazo a distancia de unas navidades y cumpleaños, pero nada como ver a esa niña con su muñeca en los brazos arrodillada llorando por haber llegado a su destino.

Maldito aquel que produce miseria y empuja a “su” gente a la muerte.

Maldito aquel que no haga algo para acabar con esto.

¡Allí les dejo eso!

Gonzalo Martín

IG / TW: @gmartin1961

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