Cuentan que hace muchos años vivía un califa avaro y cruel que sentía verdadera pasión por las apuestas. Se decía que sólo apostaba cuando tenía la certeza absoluta que iba a ganar. Una mañana, al salir a uno de los patios, vio una enorme pila de ladrillos. Al instante gritó: “¿Quién quiere apostar conmigo?”. “Apuesto a que nadie es capaz de transportar esta pila de ladrillos con sus manos de un lado al otro del patio antes de que el sol se ponga”. Un joven albañil que se encontraba ahí, le preguntó:” ¿Cuál sería la apuesta?” “Diez tinajas de oro si lo consigues”, le respondió el califa. “¿Y si no lo consigo?”, le preguntó el joven albañil. “Entonces te cortaré la cabeza”. El joven albañil, tras dudar unos minutos, le contestó: “Acepto la apuesta con una condición: podrás detener el juego en cualquier momento y, si lo haces, sólo me darás una tinaja de oro”. Y la apuesta empezó. El joven empezó a transportar los ladrillos con sus manos y tras unas horas de trabajo, sólo había transportado una pequeñísima parte de los ladrillos. Y sin embargo, sonreía. “¿Por qué sonríes?”, le preguntó el califa. “Está claro que vas a perder la apuesta. Nunca lo conseguirás”. ” Te equivocas”, le contestó el joven albañil. “Estoy seguro de que voy a ganar”. Esta respuesta inquietó al califa quien comenzó a dudar y detuvo la apuesta, reconociéndose perdedor y preguntándole al joven qué se le había olvidado en las condiciones. “Desde el principio sabía que no podía ganar la apuesta pero yo sólo quería una tinaja. Y tú te jugabas 10 tinajas” le dijo el joven. “Te has olvidado de lo más sencillo”, prosiguió el joven. “Te has olvidado de que podías perder la confianza en ti mismo”.
La confianza es una actitud que permite a los individuos tener una visión positiva acerca de ellos mismos, bajo expectativas realistas. Las personas que confían en sí mismos creen en sus habilidades, sienten que tienen control sobre sus vidas y creen que son capaces de hacer lo que planean y esperan. Es la creencia única y personal de saberse capaces de acometer acciones bajo su entero juicio y conocimiento de capacidades. Se trata de una confianza personal basada en realidades que nos lleva al cumplimiento de nuestros objetivos y nos motiva a seguir adelante con la seguridad de que si podemos.
La confianza es la base de nuestro liderazgo personal y a través de ella podemos establecer relaciones con otros basadas en el respeto y la integridad. Para Laurence Cornu “La confianza es una hipótesis sobre la conducta futura del otro. Es una actitud que concierne el futuro, en la medida en que este futuro depende de la acción de un otro. Es una especie de apuesta que consiste en no inquietarse del no control del otro y del tiempo”.
Debemos aprender a confiar. Primero en nosotros mismos y luego en quienes nos rodean. En nuestra familia, la confianza es fundamental, como lo es en nuestros trabajos, ya que así como confiamos en nuestros líderes y su justo y equilibrado interés en apoyarnos y desarrollarnos, ellos deben confiar en nuestras capacidades y generar espacios para el libre desarrollo.
Igual nos pasa en nuestro entorno social. Tenemos gente integra consagrando su tiempo en trabajar para nosotros. Debemos dar nuestro voto de confianza en sus acciones. Estamos trabajando para el cambio. Un cambio que nos lleve hacia un mejor futuro. Es tiempo de estrategias y visión, y nadie más calificado para ello que un equipo de líderes que trabajan en unidad.
Confiemos que vamos por buen camino.
Hay luz al final del túnel.
Saludos
Arnaldo García Pérez
@arnaldogarciap
arnaldogarciap.blogspot.com
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