Para muchas personas, cuando se habla de Tradiciones y cultura confunden
“tradición” con “anticuado” y “cultura” con “aburrido” y eso sólo sucede cuando dejamos
de lado el valor de conocernos a nosotros mismos.
“Me voy lejos para verme más de cerca” es un pensamiento que describe muy
bien el momento en que al Migrar o al estar lejos de nuestra cotidianidad, nos damos
cuenta de la importancia que tienen en nuestras vidas la Cultura y nuestras tradiciones.
Muchas veces estamos tan imbuidos en ellas que no las vemos porque son tan
“transparentes” como el aire que respiramos o el agua que bebemos, pero nos damos
cuenta que al faltarnos nos ahogamos o nos morimos de sed.
Por eso mismo, es fundamental seguir viviendo nuestras tradiciones y/o cultura
en cualquier lugar donde nos encontremos, en la medida en que podamos, en nuestra
familia, con nuestros hijos y/o nietos, en nuestra comunidad, etc. Porque son ellas la
“savia” que alimenta el árbol de nuestras vidas y eso nos ayuda a darle sentido y
entusiasmo a nuestro día a día.
Sin embargo, vivir las tradiciones, no como simple “repetición” de algo sin
sentido sino como esa manera de imbuirse en nuestra historia, nuestra geografía,
nuestra comida, pero también en nuestros seres queridos, con sus alegrías, sus
tristezas, sus esperanzas y sueños.
Obviamente, la tarea no es fácil porque se burlarán de nosotros, quizás no lo
valoraran ni siquiera nuestros propios hijos y/o nietos, o peor aún seremos hasta
victimas de intolerancia y/o xenofobia por hacerlo, especialmente si vivimos en el
exterior. Pero es ahí que se necesita esa valentía entusiasta de la “sonrisa amistosa”
que invita a los otros a descubrir lo que nos acerca y no lo que nos aleja. Porque
siempre se rechaza lo que no se conoce.
Mantengamos vivas nuestras tradiciones, nuestras fechas, nuestras devociones
durante todo el año y vivámosla con el entusiasmo sincero de decirle a los otros que
nuestra vida es un mosaico de Tradiciones y Cultura que enriquece en su diversidad.
Por Fernando Tirro
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