Colombia vivió una jornada marcada por dos atentados que dejaron un saldo de al menos 18 personas fallecidas y numerosas heridas. El primer ataque tuvo lugar en El Chispero, zona rural de Amalfi, Antioquia, donde un helicóptero policial que transportaba a doce agentes antinarcóticos fue derribado, causando la muerte de todos sus ocupantes. Horas más tarde, en Cali, un camión bomba explotó cerca de la Escuela Militar de Aviación Marco Fidel Suárez, dejando seis muertos y 65 civiles heridos.
El gobierno colombiano atribuyó ambos ataques al Estado Mayor Central (EMC), una de las principales disidencias de las FARC, y anunció que este grupo, junto con la Segunda Marquetalia y el Clan del Golfo, serán declarados organizaciones terroristas.
El presidente Gustavo Petro expresó su firme rechazo y aseguró que se tomarán medidas para enfrentar estas amenazas, incluyendo la posible declaración del estado de conmoción interior. La Defensoría del Pueblo condenó los hechos, resaltando el ataque indiscriminado contra civiles y la violación al Derecho Internacional Humanitario.
Diversos líderes políticos, entre ellos los expresidentes Iván Duque y Juan Manuel Santos, y autoridades regionales, exigieron acciones contundentes para garantizar la seguridad y la justicia en el país. La comunidad internacional, incluyendo a la ONU y el presidente de Panamá, también se pronunció expresando solidaridad y llamado a la investigación.
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