Investigadores de la Universidad de Denver, Kevin Morris y Jaci Gandenberger, revelaron que los perros no solo mejoran el bienestar emocional de sus dueños, sino que también ayudan a regular el estrés de una manera fisiológica más compleja y efectiva de lo que se creía.
En su estudio analizaron cómo la presencia de un perro influye en dos sistemas esenciales del cuerpo relacionados con el estrés: el eje HPA, que regula la producción de cortisol, y el eje SAM, encargado de la respuesta de “lucha o huida”, cuyo funcionamiento se mide a través de la enzima alfa-amilasa en sangre.
Durante el experimento, 40 personas fueron expuestas a situaciones estresantes como hablar en público o resolver cálculos bajo presión, algunas acompañadas por sus perros. Los resultados mostraron que quienes estuvieron con sus mascotas tuvieron una frecuencia cardíaca más baja y niveles de cortisol más controlados. Además, presentaron un aumento en la alfa-amilasa, lo que indica una activación saludable del sistema SAM. En cambio, quienes no estuvieron con sus perros tuvieron una respuesta casi nula en este sistema, lo que sugiere una posible desregulación vinculada al estrés crónico o trastorno de estrés postraumático (TEPT).
Los científicos sostienen que los perros podrían ser una de las herramientas más accesibles y efectivas para mantener la salud en un mundo lleno de estrés, ya que promueven una respuesta equilibrada y saludable ante situaciones adversas. Actualmente, estudian cómo los perros de asistencia psiquiátrica impactan en veteranos militares con TEPT a través del análisis de miles de biomarcadores.
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