Un hombre cuyo cuerpo fue hallado en el río Misisipi cerca de San Luis en 1994 fue finalmente identificado como Benny Leo Olson, de Edwardsville, Illinois, casi 31 años después, gracias a avances en tecnología de ADN y genealogía genética forense que permitieron relacionar muestras nuevas con huellas dactilares y ADN de familiares.
Olson, quien padecía esquizofrenia paranoide y tuvo antecedentes de enfermedad mental con internamientos prolongados, había desaparecido poco antes de que su cuerpo fuera encontrado. Las autoridades del condado Jefferson, Missouri, no sospechan que su muerte esté vinculada a un delito. Su media hermana destacó el alivio de conocer su identidad tras décadas de incertidumbre. Este caso es un ejemplo del poder de la genética forense para resolver casos sin resolver y dar respuestas a las familias.
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