El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha anunciado que la próxima semana se llevará a cabo una reunión entre una delegación estadounidense e Irán para retomar las negociaciones nucleares que estaban interrumpidas, apenas cinco días después de que EE.UU. bombardeó instalaciones nucleares iraníes en Fordow, Natanz e Isfahán127.
Trump sugirió la posibilidad de que en esa cita Teherán podría firmar un acuerdo para renunciar al enriquecimiento de uranio, una demanda que Irán ha rechazado hasta ahora, argumentando que sus actividades nucleares no buscan armamento12. Aunque no especificó el lugar de las conversaciones, las rondas anteriores se realizaron en Omán sin avances significativos debido a la negativa iraní a cesar el enriquecimiento de uranio y la exigencia estadounidense de su fin total1.
La crisis se intensificó tras ataques israelíes a objetivos militares y nucleares iraníes el 13 de junio, a los que Irán respondió con lanzamientos de misiles. En respuesta, Trump ordenó bombardeos contra las instalaciones nucleares iraníes, afirmando que destruyeron completamente dichas infraestructuras127. Sin embargo, un informe preliminar del Pentágono filtrado contradice esta versión, señalando que el daño solo retrasó el programa nuclear iraní por unos meses34.
Durante la rueda de prensa en el cierre de la cumbre de la OTAN en La Haya, Trump insistió en que las instalaciones fueron “pulverizadas” y que no le importa si se firma un acuerdo o no, ya que lo esencial es que Irán no tenga armas nucleares. Además, comparó el bombardeo con los ataques atómicos de Hiroshima y Nagasaki, argumentando que su acción detuvo un conflicto entre Israel e Irán1.
Trump también difundió un informe de la Comisión de Energía Atómica de Israel que respaldaba su afirmación de destrucción total de la planta de Fordow, la más protegida de Irán1. Según el mandatario, Irán tardará décadas en reconstruir estas instalaciones y no querrá retomar el enriquecimiento de uranio1.
Este anuncio marca un giro inesperado en la crisis, combinando acción militar con apertura a negociaciones diplomáticas, en un contexto de alta tensión y escepticismo sobre el futuro del programa nuclear iraní.
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