La tiroides es una glándula situada en el cuello, que produce hormonas que regulan el metabolismo del cuerpo y el funcionamiento de los órganos. Cuando no funciona correctamente, aparecen una serie de síntomas que afectan la salud de hombres y, en especial, de mujeres.
El aumento o pérdida de peso, fatiga, cambios de humor, sensación de frío o calor, así como problemas de memoria y concentración, son algunos de los síntomas que indican que podemos estar sufriendo de la tiroides.
Esta pequeña glándula en forma de mariposa, situada en la parte anterior del cuello, se encarga de producir hormonas que regulan el metabolismo del cuerpo y el funcionamiento de casi todos los órganos, controlando además el metabolismo del calcio y la forma en que utilizamos la energía. Cuando no funciona correctamente, aparecen una serie de síntomas que afectan negativamente la salud de hombres y, en especial, de mujeres.
De acuerdo con el Dr. Wartan Keklikian, cirujano general, especialista en obesidad y cirugía laparoscópica, no hay causas específicas que aumenten el riesgo de padecer problemas de la tiroides. “Pero hay algunas enfermedades de la tiroides que pueden ser hereditarias. También pueden surgir en personas que han recibido radiación en el cuello, produciendo un aumento de la frecuencia de cáncer de tiroides.”
Hiper e hipotiroidismo
Indica el especialista que las enfermedades de tiroides son más frecuentes en mujeres mayores de 60 años, pero pueden presentarse a cualquier edad, “incluso en recién nacidos, donde surge el llamado ‘cretinismo’, retraso del crecimiento y retraso mental”, advierte. También hay factores de riesgo que pueden aumentar la probabilidad de sufrir problemas de tiroides, como el consumo de tabaco y el estrés.
Explica que los problemas en la tiroides se definen como “hipertiroidismo”, cuando la glándula funciona excesivamente. “El paciente manifiesta intolerancia al calor, sudoración, temblores, palpitaciones, pérdida de peso, pérdida del cabello y resequedad de la piel”. Agrega el Dr. Keklikian que también aumenta la frecuencia de bocio (tiroides grande).
Al otro extremo está el “hipotiroidismo”, o tiroides hipoactiva, lo cual se manifiesta cuando es incapaz de producir hormonas suficientes. “Si funciona poco, los pensamientos son lentos, hay aumento de peso, intolerancia al frío, cabello reseco, entre otros síntomas. También puede producir aumentó de volumen del cuello, masas dolorosas en la región anterior del cuello, ronquera, dificultad para tragar o para respirar, ojos brotados, entre otros síntomas”, destaca el cirujano.
Los problemas de salud son precisamente desregulación del metabolismo, nódulos benignos que pueden obstruir la respiración o el mecanismo para tragar alimentos, y pueden llegar hasta cáncer de tiroides.
Tratamiento y cirugía
Señala el Dr. Keklikian que el tratamiento de la tiroides depende del tipo y gravedad del problema. En algunos casos, como el hipotiroidismo, se pueden recetar hormonas. En otros, como el hipertiroidismo, se prescriben medicamentos para bloquear la producción de hormonas tiroideas.
Indica el cirujano que, eventualmente, se debe intervenir quirúrgicamente la tiroides, siendo necesario en casos de nódulos tiroideos malignos o de bocios que causan problemas respiratorios o de deglución. “Para decidir si hay que operar, debemos evaluar muy bien al paciente. Aparte del examen físico, realizamos un eco, gamma grama, tomografía, y se punza el nódulo, guiado por eco, para estudiarlo y decidir si es quirúrgico.”
Esta cirugía generalmente es abierta, con una pequeña incisión en la región anterior del cuello. De extirparse toda la glándula, la persona debe tomar hormonas tiroideas de por vida. “La recuperación de la cirugía es rápida, y generalmente el paciente permanece en la clínica solo un día”, afirma el Dr. Keklikian.
Destaca que no hay alimentos específicos que se deban evitar o consumir en grandes cantidades si se tiene un problema de tiroides, pero recomienda una dieta equilibrada y variada para mantener una buena salud en general.
Es importante estar atento a los síntomas y consultar a un médico si se sospecha un problema de tiroides. El tratamiento puede variar según el tipo y gravedad del problema, pero en muchos casos se puede controlar con medicamentos. En otros, puede ser necesaria la intervención quirúrgica para corregir el problema.
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