Para sorpresa mía, en días recientes me notificaron que un grupo comunicacional que estudia los detalles de la emisión de campañas publicitarias, estaba interesado en que participara como ponente del foro virtual: “La censura como elemento vital para una mejor educación”. El título en mención abre paso para unas cuantas y necesarias precisiones sobre el tema de la censura. Anticipo que me negué a participar, y aquí mis argumentos que fundamentan mi decisión. Con esto venimos hoy: “La INNCESARIA censura comunicacional.
Ninguna CENSURA es buena: Confieso que mi primera reacción fue participar. Celebro los debates. La argumentación en sana discusión, me parece lo más interesante que puede haber para concretar ideas precisas sobre un tema determinado. Pero luego me dije: “participar en un debate sobre semejante tema afirmativo, era de por si, apoyar una moción innecesaria, que estorba siempre”. Ninguna censura es buena. Eso lo entendí hace ya bastante tiempo atrás. En mi visión, creo que ciertos espectáculos (y ciertamente todos los libros), no hay que censurarlos ni restringir su acceso, porque son el mejor antídoto contra más de lo mismo. Desde el momento que algo es prohibido y se encuentra perseguido, por lo mismo, toma la “fama” (oportuna) de lo diverso, lo distinto, de toda manifestación de inconformismo y protesta. Y por tanto, la ausencia de censura, la libertad de publicar y mostrar “lo que sea”, aborta con determinación, cualquier escritura y ciertas películas u obras de teatros, los cuales se les ha querido extender abusivamente el calificativo “de protesta”.
La LECTURA no hace a los SÁDICOS: No hay nada más detestable y fracasado que una de estas obras de teatros “vanguardista” con sus desnudos y “verbos sueltos”, que se presentan en ciudades del primer mundo como París o New York, donde no se les prohíbe. Igual le ocurre a la literatura pornográfica de Dinamarca, cuyas ventas nunca han sido exitosas. Es lógico pensar que sigue habiendo un público para estas cosas, pero tiende a ser más y más un sector con debilidades mentales, que cae en lo patológico, que por una parte es inofensivo, que encuentre satisfacción en la frecuentación de ciertos espectáculos y la lectura de ciertos libros y revistas, y por otra, hay que reflexionar seriamente si el resto de la sociedad tiene derecho a prohibirles esa triste satisfacción.
Algunas personas sostienen que es preciso prohibir libros y espectáculos de sadismo, por el estímulo que puedan significar a aspectos semejantes por parte de los sicópatas. Leo que el asesino sádico de varios niños, Ian Brady, tenía una amplia biblioteca de libros de ese tipo. Me pregunto: ¿Qué demuestra eso? Es normal que una persona coleccione libros sobre un tema que le interesa especialmente, y en cambio, es absurdo suponer que sea esa colección de libro (o algún espectáculo) lo que lleve a cometer un delito. Si alguien ha reunido esos libros y lo ha leído diez veces, es porque tenía una tendencia anterior a esas lecturas. Por otra parte, multitud de otras personas, han leído los mismos libros sin por eso convertirse en asesinos sádicos.
La censura como se ve, no ayuda a mejorar ninguna educación. El hecho de la libertad de cada quien en leer lo que quiere, es lo mejor que puede pasar a una sociedad. La formación que se genera en un individuo desde muy joven, en esa necesaria tarea casera de nuestros padres y maestros de escuelas, que se solidifica en la universidad o estudios superiores, es lo verdaderamente importante para hacer hombres de bien. Al final todo es simple: la educación es el mejor antídoto para la Censura, y la libertad plena de leer o ver lo que sea, sin ningún tipo de censura, es el mejor aliado para una mejor educación. Así de sencillo.
IG-TW: @IvanLopezSD – IvanLopezSD@gmail.com
Administrador, con Especialización en Gerencia y Comunicación Política. Consultor Político. Locutor en #LVC1040AM. Articulista de la Patilla.Com e InfoEnlace.Net. Ex Concejal de San Diego, Edo.Carabobo. Más de 20 años de experiencia en cargos gerenciales de la Administración Pública. CEO de @FocoYEmprendo.
Deja una respuesta