El ser humano es gregario y altamente social. Desde el comienzo de su existencia, el hombre ha tenido que aprender que su supervivencia depende de la colaboración y cooperación con otros. La práctica del ensayo y error se convirtió en los primeros métodos de aprendizaje social y de escuela de la vida. Imaginemos a nuestros padres cavernícolas buscando sobrevivir a las inclemencias de la naturaleza y el tiempo. Con sus escasos conocimientos y herramientas, actuando de manera desorganizada y bajo la necesidad perentoria del hambre y la seguridad. A más de uno se lo comerían las fieras por intentar atraparlas, hasta que, posiblemente entre todos se dieron cuenta de lo potente que sería para ellos trabajar en equipo. Provechoso aquel que se percató que podría utilizar las pieles de esas fieras y protegerse de la intemperie, convirtiéndose en el primer gran diseñador de modas.
Cuantas indigestiones se provocarían al probar diferentes hierbas, ramas y semillas, hasta encontrar aquellas que les hacían provecho. Cuánto de azar habría en esas primeras cosechas que los convirtieron de nómadas a sedentarios y comenzaron a crecer y crear. Todo eso se convirtió en aprendizajes que se fueron transmitiendo de generación en generación, aportando cada una de ellas elementos de mejoras hasta perfeccionar técnicas que han llegado hasta nuestros días.
Pero este aprendizaje no llegó de la mano de enciclopedias o libros, hasta hace poco utilizados y luego en manuales de internet, como los tenemos nosotros hoy día. Para estas sociedades primigenias, el aprendizaje se transmitía a través de la comunicación verbal, en su mayoría, estableciendo para ellos, relatos, cuentos y refranes que enriquecen ese acervo cultural. El conocimiento se traducía a pequeñas píldoras que los llevaban a consejos prácticos de cómo enfrentar su vida en sociedad. Allí nació, en mi opinión, el refranero popular.
Cada sociedad tiene su historia, cada pueblo cuenta con sus costumbres y formas de desarrollar su rutina de vida. De cada experiencia, estas comunidades recogen aprendizajes y no existe mejor manera de popularizarlos y difundirlos que a través de refranes y dichos. Nada más sabio que un pensamiento producto de la experiencia y cuanto nos ayuda a prevenir desastres el ponerlo en práctica. “Después de la tempestad viene la calma” “Camarón que se duerme se lo lleva la corriente” “El que madruga, Dios lo ayuda” son ejemplos importantes de este conocimiento y sabiduría. Ellos reflejan un comportamiento, una disposición y un requisito para alcanzar algún objetivo. En sencillas palabras, tenemos fórmulas para fomentar cambios importantes.
En España, existe un rico acervo de conocimiento presentado a través de un refranero amplio y poderoso. Su historia se refleja en ellos y cada Comunidad, cada región y cada pueblo, de acuerdo a su idiosincrasia, pone en relieve su experiencia a través de sus citas. Algunos requieren de profunda reflexión para descifrar su significado, y otros, son tan sencillos como prácticos y poderosos.
En estos días, viendo una interacción social de vecinos en la calle, escuché que uno le decía al otro: “Búscate la vida” y allí me quedé pensando en su significado y el consejo que este mensaje llevaba implícito. Búscate la vida puede interpretarse de varias maneras, sin embargo, para mí, es una declaración donde se invita a la persona a adueñarse de su vida. Escudriñar y definir un propósito de vida y comenzar a trabajar en él. Es una invitación a no esperar, a no quedarse estático y a la espera que el destino dicte nuestro futuro. Búscate la vida invita a la acción, a la actividad y al dinamismo con que debemos enfrentar nuestros retos diarios a través de planes y proyectos certeros. Es una incitación a ser mejores.
Todos debemos aplicar este consejo: Búscate la Vida y comienza a actuar. Entiende que tu paso por esta vida va lleno de oportunidades y que esos mismos chances vienen de la mano de otras personas como tú, en cooperación, colaboración y trabajo en equipo. Estemos abiertos y dispuestos a aprender, crear y crecer en comunidad.
Ya lo sabes, a partir de ahora, solo búscate la vida.
Saludos
Arnaldo García Pérez
@arnaldogarciap
www.arnaldogarciap.blogspot,com
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