Entre Analistas Políticos, Articulistas, Encuestadores, Opinadores de Oficio, Voceros Partidistas y Anclas de los Medios de Comunicación han desatado una marejada de opiniones y comentarios que apuntan a la innegable necesidad opositora de ir juntos a la elección presidencial del 2.024, si es que en realidad deseamos coronar con éxito tal evento.
El punto está en que de esa apreciación participamos todos los opositores, pero obviamente tal tránsito no es un paseo en monorriel.
Así que una cosa es decirlo y otra cosa es hacerlo o lograrlo. Veamos:
Por un lado la institucionalizada y reconocida Oposición Oficial a los ojos de muchos países, con control de bienes públicos en el extranjero, manejo discrecional de recursos dinerarios señalados por muchos, cadenas comunicacionales a su discreción, y que a pesar de los dimes y diretes que públicamente se endilgan, se amalgaman en desarrollar estrategias y políticas diseñadas con sus aliados en la búsqueda de asumir el control del poder en Venezuela, con prescindencia de cualquier otro factor opositor.
Por el otro lado, tal preponderancia de los interinos catapultó a un grupo de partidos y personalidades a asociarse en otro bloque opositor para desbancar a quienes se creen los únicos con posibilidades de sustituir al gobierno imperante e intentar hacerse ellos con el poder.
Frente a estas corporaciones políticas opositoras por así llamarlas, han emergido nuevas organizaciones llenas de fervor y entusiasmo por alcanzar el voto popular, pero que carecen del músculo político necesario para desplazar al gobierno por si solas, lo cual no significa en modo alguno que sus propuestas no despierten muchas simpatías y votos entre los electores.
Y eso sin mencionar a esa inmensa fauna que se autodenominan Independientes, pero que se postulan o buscan postularse a cuanto proceso hay y cuyas aspiraciones políticas son más voraces que la de los mismos dirigentes de los partidos politicos.
Tal mezcolanza de visiones, posiciones e intereses, es el caldo de cultivo que ha permitido a este gobierno con 80% del país en contra mantenerse en el poder.
Qué hacer? ¡Como revertir tal escenario!.
Pues esa respuesta no la vamos a encontrar en los distintos estados de la república, donde sino somos amigos, al menos todos nos conocemos y hemos coincidido en la conveniencia de concurrir juntos a los comicios del 2024, en consecuencia, desde mi óptica personal, esa responsabilidad recae en exclusiva sobre los hombros del liderazgo nacional opositor radicado en Caracas y a ellos reprocharemos cualquier incongruencia con los deseos de los venezolanos en general.
Algunos opositores señalan que necesitamos encontrar un candidato ya, otros apuntan que debemos acordarnos en un programa de recuperación nacional, en el que todos podamos coincidir, presentárselo a las comunidades y procurar un consenso auténtico en torno a ese programa de modo que su implementación conlleve el respaldo de TODOS y posteriormente proceder a la consecución de la persona idónea para su realización.
Ese TODOS, no está circunscrito sólo a los opositores, sino a los electores en general.
De hecho, sustituir a un gobierno con más de veinte años en el ejercicio del poder no es concha de ajo, o mejor dicho, no es quitate tu para ponerme yo.
Se requiere de grandes consensos, entendimientos, seguridades y confianza para los gobernantes salientes, en especial la jerarquía militar que pese a ser una casta, no deja de tener sus bemoles.
En fin, estaríamos frente a un proceso transicional que para poder abordarlo con éxito se requiere como bien apunta Rafael Simón Jiménez de mucha negociación, de muchos votos y de mucha buena voluntad.
Están nuestros lideres opositores equipados para ello? Quiero creer que si.
De hecho, hasta antier nomás la mayoría de ellos eran abstencionistas furibundos y desde las regionales para acá, Gloria a Dios, ya comenzaron a reivindicar el Valor del Voto como instrumento de cambio, claro, ahora coincide con sus justas y validas aspiraciones presidenciales y por supuesto ya no tachan de colaboracionistas a quiénes jamás desertaron del proceso electoral.
En fin, falta mucha agua por pasar bajo el molino, pero hay buenos signos de participacion e integración. Por cierto, en Carabobo ya hemos compartido afectuosos encuentros entre distintos jefes opositores y hay brisas de esperanza.
En Unión Progreso participamos en la fe de Amar a Dios por sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo, de forma y manera que seremos protagonistas naturales de esos acercamientos y de la búsqueda de esos consensos que nos llevaran a buen puerto en el 2.024.
Saludos
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