Año 2002, Hugo Chávez corre a entregarse a Fuerte Tiuna luego de una larga jornada de protestas, emboscadas criminales y el anuncio de su ministro de defensa que le solicitó la renuncia y este la había aceptado.
Un hecho es que el patán fue y se entregó solo sin dar la pelea en Miraflores, “no me vengan a buscar que voy sólito”.
Horas de cierta incertidumbre arroparon al país hasta que propusieron como presidente interino a un sujeto que, evidentemente, no tenía ni idea que hacer por sí mismo.
Un sector de oposición se sintió sobrado y lo que hizo fue dar un golpe de Estado.
Allí se jodió todo, Carmona cual marioneta de grupos de poder le dió una grosera cachetada a la Constitución, pero por sobre todo pretendió borrar de un plumazo (literal) lo que la gente pensó eran sus conquistas sociales a través del chavismo. Es así, que atrás quedó la masacre del 11/04 y la mala conducción del país. A Hugo lo regresó la estupidez.
¿Qué hizo entonces Fidel, perdón Chávez? Ganó tiempo, se sentó en una larguísima mesa de diálogo para llegar a la conclusión que todo se resolvería con un referéndum revocatorio unos años después, tiempo suficiente para levantar números.
Es así que el plan rojo estaba hecho: dar largas en la mesa de negociación, creación exprés de planes sociales (misiones) para “cuando tengamos números a favor” elecciones por RRP.
Les salió de perla.
2004, año de revocatorio, mientras al chavismo afilada el lápiz en el CNE con un tal Carrasquero; un inutil “sobrevenido” presidente del órgano que cedió la voz y el poder a Jorge Rodriguez que de bruto tiene muy poco, este manipuló la campaña a favor rojo todo lo que quiso.
Llegó el momento y después de hacer prácticamente imposible votar ese día creando situaciones que retrasaron de manera grosera el proceso, anunciaron de madrugada que Chávez lo ganó.
De la oposición salieron a cantar un fraude que jamás pudieron demostrar.
Tamaña estupidez en la oposición que compró la gran duda de que el régimen hacía trampa y así la desconfianza en el voto quedó sembrada en buena parte de la oposición.
El chavismo estaba feliz. No de gratis después hicieron cuantas elecciones quisieron para lucirse a nivel internacional y local. Todo un éxito la estrategia roja para conservar el poder.
Año 2005, la matriz de opinión de las trampas electorales, sobre todo en el conteo (no de gratis las largas esperas después de cerradas las mesas y los paseos de Lucena de aquí para allá, en donde el régimen se tomaba el tiempo para rodar la bola la que estaban reajustando los números; por cierto, de allí nació luego la arrechera de Chávez contra su pana del alma Baduel) la oposición les compró todo el paquete manipulador; venían elecciones para la Asamblea Nacional y la estupidez opositora perdió por forfait.
Chávez con su hambre de poder y resentimiento + la entrega en bandeja de plata de los hacedores de leyes al movimiento rojo, dejó al país a merced de los antojos “revolucionarios”.
Los tipos (el chavismo) hicieron lo que quisieron con Venezuela, mientras la oposición se miraba el ombligo y lloriqueaba por unas trampas que no podían demostrar.
Año 2006, la oposición entendió y levantó cabeza y se unieron para apoyar a Manuel Rosales en la candidatura presidencial frente a Hugo Chávez. El pupilo de Fidel ganó cómodo pero Rosales dio una buena batalla y la gente vio que quizás si se podía; por supuesto, siempre quedaron los estúpidos de siempre que sin aportar ninguna otra solución, se dedicaron a atacar todo proceso electoral en el que participara la oposición, en ese camino se ganaron alcaldías y gobernaciones y se construía el camino (nada que ver con el eslogan) hacia la dura batalla que había que darle al totalitarismo de Chávez; vino Capriles y lo puso (a Chávez) a trabajar en su campaña; si bien es cierto hubo una diferencia de un poco más de un millón de votos entre uno y otro lo cuál no es poco, la oposición unida logró reducir notablemente la diferencia que tradicionalmente sacaba el chavismo en las elecciones.
Chávez muerto, Capriles le empuja a Maduro una elección hasta hoy de dudoso resultado, en todo caso, ha sido parte de la evolución en el poder opositor a través de la unidad.
2015, la oposición unida dió el batacazo en la AN, dejó la estupidez de lado y ganó por paliza.
Es evidente, que al chavismo no lo quiere la mayoría, y más ahora con el incapaz de Maduro a su cabeza, es entonces que el madurismo pone en práctica de nuevo la estupidez en la oposición.
“Divide y vencerás”
Vienen elecciones regionales y el país está sembrado de candidatos unitarios rojos mientras la “oposición” se presenta como papelillos de carnaval.
La estúpida división en entidades emblemáticas como son el Municipio Libertador en Caracas (Ecarri y Guanipa) y en el estado Miranda (Uzcátegui y Ocaríz) por parte de la oposición lograrán cumplir el sueño húmedo del chavismo, gobernar donde no los quieren.
Pero la ridiculez no sólo está en la división de candidaturas, está también en los que incentivan la abstención, o sea, la oposición va con varios candidatos y encima están los resignados, arrodillados y rendidos a la dictadura que dicen que no vale la pena votar (sin ofrecer un plan alterno). O sea, los que se les bajan los pantalones mas abajo de las rodillas y se colocan de espalda a Maduro.
¡La lucha es luchando!
Que no tengan nada regalado.
Venezuela, por muchos flancos tiene los ojos del mundo pendiente de ella.
Yendo divididos no les hará falta hacer trampa, y quedarán bien ante buena parte del planeta ya que perderemos en aquellos lugares donde la fractura pase factura.
Allí les dejo esto, piensen y recapaciten.
NOTA: Como en todo hay ciertas situaciones excepcionales, a Velazquez en Bolívar si lo robaron, pero nadie salió a levantar el estado en su defensa. También hay “abstenciones” necesarias en el juego político, como fueron las del 2018 y 2020.
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