Tu chocolate con leche por Arnaldo García Pérez

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Hijo de unos pobres granjeros, Milton nació en Pennsylvania, Estados Unidos, en 1857. Apenas pudo ir al colegio, ya que desde muy pequeño tuvo que ayudar a su padre en el campo. Con apenas 13 años empezó a trabajar como aprendiz en una imprenta, pero no se le daba nada bien. Así que, su madre consiguió el dinero para que aprendiese el oficio de confitero en Lancaster. Tras 4 años de aprendizaje, decidió emprender su primer negocio de elaboración de dulces en Filadelfia. Fracasó. Volvió a intentarlo en Nueva York y volvió a fracasar. Lo mismo ocurrió en Chicago. Finalmente decide volver a Lancaster y crear la “Lancaster Caramel Company”. Siempre contó con el apoyo de su madre que le ayudó a financiar sus primeras empresas y que, junto con su abuela, incluso se quedaban muchas noches despiertas para envolver a mano los caramelos fabricados por Milton. Sus caramelos fueron un rotundo éxito y se distribuyeron por todo el país. Fue el primer éxito comercial de Milton. Llegó a vender la empresa por 1 millón de dólares en el año 1900. En 1905 decidió crear la mayor fábrica de chocolate del mundo, ya que había visto el potencial del chocolate con leche. El chocolate con leche Hershey ‘s se convirtió en una referencia a nivel nacional. Pero Milton Hershey no se conformó con tener una fábrica. Creó toda una ciudad para mejorar la calidad de vida de sus trabajadores y convirtió su marca en una referencia mundial que se mantiene hasta la actualidad. (Tomado de Google)

Tremenda historia de perseverancia. Definitivamente el éxito viene marcado por la firmeza y convicción de perseguir los sueños por más difíciles e imposibles que parezcan. No importan las caídas, sino las veces que nos levantamos para intentarlo de nuevo. La persona que se dedica con tesón y firmeza a capear los temporales y a surfear sus olas en la búsqueda de sus objetivos, tiene muchas más posibilidades de éxito.

Pero existen otros elementos que destacar en esta historia y que muchas veces pasan desapercibidos, aunque tienen una relación directa con esa persistencia que mencionamos. No todo depende del soñador, muchas veces su entorno y la manera de abordar estos proyectos nos ayudan en esta cruzada de vida. No se pueden alcanzar los sueños de manera solitaria. Requerimos de aliados que nos acompañen de alguna manera en la aventura. Son esas personas como la mamá o la abuela de Milton que se convierten en trabajadores voluntarios, o financistas sin intereses, que trabajan sin descanso y sin cobrar un sueldo y creen en nuestro proyecto tanto como nosotros. Nos motivan y estimulan y nos inyectan la gasolina necesaria para no desfallecer y mantenernos en el rumbo. Son esos padres, hermanos, esposos, esposas, hijos y amigos que nos acompañan en el sueño y nos estimulan a seguir.

Pero este equipo no se recluta solo. Necesita del convencimiento que viene inyectado por la pasión y fuerza de nuestros argumentos. Del amor por nuestra idea y de la manera cómo la transmitimos con alegría y energía positiva. Eso se contagia y nos ayuda a ganar esos adeptos solidarios. Necesitamos conectar a otros con nuestra pasión y que esta energía nos permita fluir hacia el objetivo.

Esta es una fórmula poderosa, que no solo sirve para emprendimientos de negocio, sino que también podemos aplicar para el desarrollo social, los proyectos comunitarios o el cambio político de un país. Necesitamos creer en lo que hacemos, ser persistentes en nuestros intentos y no desfallecer para con nuestra conducta, contagiar de entusiasmo a otros hacia el cambio y el beneficio colectivo.

Todos tenemos nuestro Chocolate con leche, nos toca enamorar para cambiar.

Saludos

Arnaldo García Pérez

@arnaldogarciap

www.arnaldogarciap.blogspot.com

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