Condiciones para dilogar por Rafael “Negro” Blanco

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Llamar a un acuerdo de salvación nacional es un interesante giro político del líder nacional opositor Juan Guaidó, abandonar el mantra del Cese de la Usurpación y plantearse la posibilidad de participar en las venideras elecciones es por decir lo menos refrescante para el grueso de los opositores que le hemos acompañado en esta inacabable lucha por desplazar al Socialismo del Siglo XXI de la conducción del país.
No han transcurrido dos meses del llamamiento público de Unión Progreso Carabobo sobre la necesidad de establecer una tregua por Venezuela, la cual cayó en oídos sordos y más bien fue objeto de discretas burlas.
Nuestra petición no era caprichosa ni emocional, respondía a la imperiosa necesidad de colocar la confrontación política a un lado en función de los grandes intereses nacionales y de las necesidades de las grandes mayorías.  La multiplicidad de la crisis apuntaba justamente a un camino de Unión Nacional para atender con urgencia la Pandemia del COVID-19, especialmente lo referente a un plan de vacunación global y la adquisición de las vacunas por el sistema COVAX,  por la compra directa a los fabricantes y poder alcanzar la inmunidad del rebaño;  los problemas de energía electrica, de combustibles fósiles, de educación, de flujo de caja para atender la crisis global consecuencia de la pandemia misma, problemas de soberanía como el actualísimo tema del Esequibo y más recientemente los graves asuntos de seguridad interna como los de la Cota 905 y el conflicto de control territorial con la guerrilla en amplias zonas del país que van más allá de los llanos de Apure. Estos, advertimos, deben ser los temas a discutir en primer lugar y luego los electorales y/o de interés sectorial.
En fin, la pentacrisis exige una tregua para atender la casa, en caso contrario no tendríamos casa para disputar y es por estas razones que nos complace el perentorio llamado a un Gran Diálogo de Acuerdo Nacional hecho por Juan Guaidó que finalmente nos permita desembocar con éxito en un proceso de elecciones de autoridades regionales y municipales, reconocidas por todos en lo interno y a lo externo.
Ello legitima a la oposición y al gobierno en función del interés nacional y no de la frustrante lucha política que padecemos el común de los ciudadanos sin conducirnos a un objetivo concreto.
Sabemos que tal aspiración no es fácil de materializar, por eso desde Unión y Progreso hemos insistido hasta el cansancio que el diálogo es el mecanismo idóneo para buscar salir de la crisis en paz.
Ahora bien, ese diálogo no puede ser restrictivo, debe integrar no sólo a sectores de la sociedad política, sino que debe abarcar una variada representación del país nacional. Quienes han sido causa y origen del problema nacional no pueden subrogarse a sí mismos siendo minoría la representación nacional y la solución de la tragedia planteada.
Una muestra de esa inviabilidad dialogante es pretender sentarse a hacerlo estableciendo como  condiciones previas las que vendrían a ser las conclusiones o resultados de la negociación a realizar, como tampoco lo es, pretender un reality show al condicionar la presencia de los medios de comunicacion para transmitir en vivo los debates que se produzcan, constituyéndose el diálogo en un fraude a la esperanzas ciudadanas de resolver la tragedia.
Es de advertir que haya o no haya diálogo, el próximo 21 de noviembre tendremos mega elecciones y es nuestro deber ciudadano salir y elegir a nuestros próximos concejales, diputados regionales, alcaldes, gobernador. No podemos ni debemos seguir absteniéndonos y dejándole el campo libre a los representantes del Socialismo del Siglo XXI, sean estos nacionales, regionales o municipales.
Instagram: @rafaelnegroblanco

Twitter: @rnegroblanco

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