El ser humano es el único animal que tropieza con la misma piedra varias veces. No una, ni dos, sino innumerables veces cometemos los mismos errores y parecieran deliberados. Pese a creernos los seres más inteligentes del planeta, nuestra tozudez y falta de amplitud nos limita el desempeño.
A diferencia de los otros animales, que solo viven de su instinto, nosotros, con nuestro desarrollo cognitivo, le metemos demasiados elementos a nuestros “análisis”, pensamientos y estrategias, y además, algunas consideraciones que no van con la tarea, sino con nuestro engolosinamiento, me refiero al ego, componente que, usado en demasía, es altamente dañino, ya que limita nuestra visión y perjudica nuestro andar.
Nos cuesta reconocer errores y vemos más sencillo apuntar el dedo acusador a otros, para eximirnos de responsabilidades, sin percatamos que, ciertamente uno apunta hacia afuera, pero tres de ellos señalan al verdadero responsable. No queremos aprender del pasado, nuestra arrogancia es tan grande que buscamos excusas dónde no las hay para argumentar razones para el fracaso, una y otra vez. Por supuesto, esta conducta nos separa, nos debilita y nos aleja de objetivos que pueden ser comunes para todos.
En la teoría básica de los equipos de alto desempeño, se define como equipo aquel que tiene un objetivo común y que, a pesar de las diferencias de sus integrantes, combina sus virtudes personales y crea sinergia para alcanzar ese objetivo. Hay, definitivamente, un enorme desprendimiento de intereses individuales, por un bien mayor y colectivo, y esto, en muchas de las oportunidades, garantiza el éxito
En la situación particular de Venezuela, lamentablemente no hemos actuado como un equipo, más bien, hemos sido grupos desarticulados, operando cada quien de la manera que le parece, pero sin admitir que TODOS vamos hacia el mismo objetivo: EL CAMBIO. Lo que nos ha separado de ese objetivo ha sido la visión de cómo alcanzarlo. Aquí, y volvemos con la tozudez, cada quien ha pensado su estrategia y ha fracasado tanto individual como colectivamente. Cada quien piensa que su manera de afrontar el reto es la efectiva y volvemos a dividirnos y a perder fuerza, dónde debería haber una sinergia y una estrategia colectiva.
El supuesto básico de la negociación y la conciliación nos habla de buscar puntos en común. Tender vías de entendimiento a través de aquellos elementos que se desean alcanzar y que son iguales para todos. Acá esa premisa la cumplimos. Todos deseamos un cambio radical y urgente, pero vemos diferentes caminos para alcanzarlo. Debe existir un mecanismo que nos ayude a encontrarlo y si, de verdad lo importante es la gente, debemos hacer sacrificios grupales para trabajar en equipo.
Es momento de “pasar la página”, no ver más al pasado y enfrentar este presente con un solo objetivo común, sacrificando protagonismo, conciliando posiciones y catapultando a los mejores sin importar que no tengan nuestro color de partido. No esperemos tiempos mejores ni situaciones ideales. El momento es ahora y el país nos demanda esa entrega y unidad. Nuestro enemigo se agiganta cada vez que nos separamos y debilitamos nuestra fuerza. Aprovechemos las circunstancias temporales y demostremos a la gente que de verdad son nuestro fin fundamental.
Ya basta de egoísmos y posiciones amañadas, seamos de verdad, del tamaño de nuestro compromiso.
“Los verdaderos líderes deben estar dispuestos a sacrificarlo todo por la libertad de su pueblo” Nelson Mandela
Saludos cordiales
Arnaldo García Pérez
@arnaldogarciap
www.arnaldogarciap.blogspot.com
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