El civilismo siempre ha recibido el empuje de pensadores egresados de nuestras aulas superiores, como Juan Germán Roscio. En el bosque de las dificultades, debe sobresalir un árbol doctrinario guiando el impulso al proceso de cambio.
Horror, sí volvemos a pensar que se trata de un caudillo. No, es proceso unificador de las conciencias hacia la nueva emancipación del país.
Nos han extraviado los derechos del hombre iluminados en los papeles de 1797. Algún día cercano, editaremos los derechos de los venezolanos y serán publicados por el sello editorial del diario “EL Nacional”.
Igualmente, el país usurpado volverá en sus cauces de río maltratado y allí vendrá navegando la masa social, sin distinciones, en el transbordador del regreso, con la idea de redención al viento, para construir otra vez a Venezuela, destruida, pero con suficientes venezolanos de coraje: luchadores políticos, pensadores y grandes creadores de riqueza y libertad.
Erudito del saber constitucionalista, Juan German Roscio, siempre levantaba la voz de avanzada en medio de aquella incertidumbre: “Del manifiesto que hace al mundo la confederación de Venezuela”, hoy requerimos aunar criterios para emular la tarea del ilustre jurista. Ahora será: “manifiesto que hace al mundo la usurpada Venezuela”.
Las palabras pronunciadas por Roscio en un verdadero congreso constituyente: “Los déspotas encubren sus usurpaciones…está al arbitrio de los pueblos removerlos y arrojarlos cuando les convenga”. Fue aquel concepto de revocabilidad “como derechos de los pueblos frente a gobiernos que no cumplen con sus obligaciones de conceder protección, libertad y bienestar”.
Mucho por escarbar en el pensamiento liberal de la época y mucho para revisar en la obra del gran jurista y construir el nuevo pensamiento libertario: este requiere en primer lugar, una decisión concertada que pasa por el respeto a todos. Lo contrario es ofrecer leña al fuego enemigo.
Desechar de primera mano un referendo revocatorio, es un error, para decir lo menos: no había concluido, el Doctor César Pérez Vivas, la información como vocero de esa propuesta, cuando aparecen críticas destructivas generando confusión.
Ya se refería Roscio al concepto de usurpación como soporte de la tiranía. Vinieron muchos contratiempos y muchas llamadas del pensador in commento: “El pueblo que acepta la usurpación de la soberanía pasivamente incurre en esclavitud, por sumisión a la obediencia ciega”.
Estemos de acuerdo o no con las propuestas en camino, se impone la necesidad de ayudar y hacer posible lo que dijo Roscio hace siglos: “No puede ser derecho ni ley lo que carece de justicia y equidad”.
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