Por Gonzalo Martín: Papá, no puedo aguantar más…

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“Papá, no puedo aguantar más ver como cada día comemos menos, estás perdiendo mucho peso y aún así, no dices nada, no te quejas, dices que pronto todo va a pasar, pero nada pasa, todo sigue de igual a peor.

Ya esa sonrisa que me regalabas a diario ya ni aparece, estás perdiendo la ilusión, tengo miedo a que te enfermes con el virus o lo que sea y no tengo cómo pagar una clínica; los hospitales públicos sabes que no funcionan.

No consigo trabajo y todo sube cada día más en Venezuela, la única esperanza que me quedaba es que llegara la vacuna para ver si se iba normalizando todo, pero nada. Prometieron la solución para junio, pero ya no les creo.

No soporto seguir viviendo así, me siento atrapado.

Nos robaron todo, la ilusión, las costumbres, rompieron a nuestra familia, ya no tengo ganas ni de seguir buscando trabajo ya que no consigo empleo, la moto se dañó y no puedo pagar la reparación; creo que me conoces, no es flojera, es que me siento frustrado, agotado.

Te confieso que debo plata y no puedo pagar; no duermo, no sonrío, lloro en las noches para amanecer fuerte para ti.

Ahora le doy gracias a Dios por llevarse a mamá con Él hace tres años, no sé si ella con el carácter que tenía hubiese aguantado esta situación, este encierro incierto, malintencionado, sin futuro. Ese enterarse a diario que no quieren que esto mejore, que debemos seguir metidos en este cuarto y pronto hasta sin tv, ya no podré pagar más la suscripción, no verás tú beisbol ni las películas que son tus únicos entretenimientos.

No resisto más esta maldita impotencia papá.

Ya no quiero casarme, no quiero hijos… ¿Para qué? ¿Qué sentido tiene traer niños a un mundo así, a este país cada día más solo, más frustrante, más sin salida, sin porvenir.

¿Si no puedo hoy, que les podré ofrecer después?

No veo salida, papá.

Tengo rabia, mucha rabia al ver que ellos sí se cuidan, se vacunan, viajan y que no les pase nada. Yo no puedo traer más que para hacer arepa o pasta con salsa de tomate para que nos rinda el dinero, el poco que nos queda.

Papá, no soporto más, agoté mis fuerzas que se acabaron junto con la esperanza.

Sabes que todos los días te miento, me conoces, que intento darte motivos para aguantar, pero es que ya no tengo más que decirte, más que hacer.

Espero que me perdones papá, me siento solo ante todo esto. No tengo tu carácter, tu fortaleza.

Así el dinero que queda lo puedas utilizar todo para ti, no puedo seguir siendo una carga para esos ahorritos, cada plato que como es uno menos para ti.

Te dejo todo arreglado para que estés lo mejor posible, sé que doña Josefa se encargará de cuidarte, le estoy dejando unas líneas a ella también, siempre nos ha querido mucho, su hijo trabaja y la ayuda, ella te atenderá.

Perdóname papá, gracias por la vida que me has dado. Estoy muy orgulloso de haber sido tu hijo.

Gracias por siempre papá.

Cuando vea a mamá, le daré muchos besos de tu parte.”

 

Estas líneas son simuladas, pero recogen perfectamente el sentir de muchísimas personas con las que he conversado.

La impotencia y la frustración están acabando con el ánimo de la gente.

Gente que se siente estrangulada, desanimada, que ha perdido estímulo, entusiasmo. Gente, incluso, de diferentes capacidades económicas.

Percibo también, que la manipulación en Venezuela por parte del régimen en la solución a través de las vacunas ha contribuido enormemente al desinterés por tantas cosas…

Sin un estímulo de vida realizable, se pierde el interés.

El índice de suicidios así lo indican.

¿De sirve vivir así? Incluso yo me pregunté una vez.

Hay que ser más fuertes, más solidarios entre nosotros, evitar contagiar con nuestras tragedias a nuestros vecinos y cercanos y además, pienso que tienen muchísimo trabajo los psicólogos sociales.

Estoy convencido que las alcaldías, que son los entes públicos más cercanos a los ciudadanos, deberían promover campañas agresivas de atención psicológica.

El desánimo, la frustración, vivir sin logros y sin metas llevan a la depresión y esta se está convirtiendo en un grave problema de salud pública.

Es necesario que esto sea atendido, que el régimen ofrezca buenas noticias palpables y la gente recupere un poco la esperanza de vida.

Lo que está sucediendo a nivel mundial es una desgracia potenciada al triple en Venezuela por el interés del Estado en que así sea.

¡Allí les dejo eso!

Gonzalo Martín

TW / IG: @gmartin1961

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