Para nadie que vive en Venezuela es un secreto que los servicios públicos en general están colapsados. Y el transporte público urbano no escapa a esta dramática realidad.
De acuerdo con la medición más reciente adelantada por Isandra Villegas, ingeniero civil, consultora y doctora en Movilidad y Transporte Urbano, 60% de la flota de transporte público está paralizada. No solamente por la escasez de repuestos y sus costos que son inaccesibles para la mayoría de los transportistas, sino también por la insuficiencia de combustible, agudizada por la paralización de las refinerías del país tras la debacle de la industria petrolera.
Así lo dio a conocer Villegas, durante un taller organizacional del proyecto “Promoción de la Organización Comunitaria para Mejores Servicios Públicos” (PROCO+SP), que adelantan la fundación Construyen País y el Colegio de Ingenieros de Venezuela (CIV).
Dicho proyecto – que arrancará oficialmente este año –, tiene como objetivo ampliar la participación ciudadana, y elevar el nivel organizativo de las comunidades, brindándoles asesoría o asistencia técnica, para abordar los problemas inherentes a los servicios públicos y procurar su prestación eficiente.
Villegas considera de vital importancia que los ciudadanos puedan ejercer verdadera contraloría de los servicios públicos, para lo cual deben manejar metodologías e instrumentos que les permitan evaluarlos y monitorearlos.
“Hay que implementar los procedimientos necesarios para que el usuario pueda quejarse a las autoridades competentes con respecto a la prestación de los servicios públicos, especialmente en lo que compete al servicio de transporte urbano”, explicó.
La especialista manifestó que según la Academia Nacional de Ingeniería y Hábitat, el sistema de transporte público ha decaído en cifras cercanas a 80%.
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Se pierden puestos de trabajo
Pero ella recién finalizó una medición en el área metropolitana de Valencia, y al respecto dijo “a mí la encuesta me arrojó que 60% de la flota está paralizada. Pero lo más grave son las causas de la paralización y el usuario afectado es el que se queja”, acotó.
Sin embargo, Villegas destacó un tema sobre el cual pocas personas se fijan y es que miles de hogares se quedaron sin ingresos, porque estos operadores a quienes recién entrevistó, perdieron sus empleos, “y a muchos no les ha quedado más que sacrificar su medio de vida que es la unidad: canibalizarla y venderla”.
La situación es tan crítica que muchos transportistas han emigrado y otros están ejerciendo oficios diferentes a la prestación del servicio de transporte público para ganarse el sustento.
Como se señaló anteriormente, a esto se le suma la escasez de combustible, pues si bien ellos son beneficiados con una dotación por parte del Estado, esta tampoco satisface los requerimientos para cumplir los recorridos necesarios. Por lo tanto, la prestación del servicio se ha visto seriamente afectada.
“Desde hace cinco años, la prestación del servicio de transporte urbano viene fallando; pero mal que bien se prestaba y la gente viajaba sin problemas, aunque la unidad no ofreciera confort o no estuviera en buen estado. Y resulta que el peor servicio es el que no se tiene y hoy no se tiene”, lamentó Isandra Villegas.
Incluso hoy el precio de las tarifas de transporte equivale a dos o tres salarios mínimos para poder viajar en una flota que sobrevive en condiciones inhumanas.
Emplear las herramientas digitales
Villegas considera que como el transporte urbano es un servicio público muy dinámico, los ciudadanos pueden pronunciarse fácilmente a través de encuestas online a través de teléfonos celulares.
“La gente puede pronunciarse, quejarse, comentar o denunciar a través de estas herramientas digitales, porque en cada localidad la condición es diferente. Hay que comunicar, organizar a las comunidades y empoderar a la gente, especialmente en cuanto a prestación de servicios públicos se refiere”.
La doctora en Movilidad y Transporte Urbano fue enfática al señalar que los venezolanos “nos estamos acostumbrando mal y estamos aceptando lo que hay”. Y al respecto insistió en que es tarea de instituciones como el CIV y la Fundación Construyen País, entre otras, recordarle a la ciudadanía cuál es el servicio que merecemos y cómo funcionaba hace 10 años atrás.
Lo que le parece insólito es que ahora nadie sabe a ciencia cierta cuántas veces falla el servicio de transporte urbano en las ciudades, ni quiénes son los responsables. De allí que le parece interesante poder presentar a los venezolanos experiencias de transporte urbano exitosas como las que Colombia, por ejemplo.
Finalmente, Villegas reconoció que en Venezuela hay mucha gente calificada para hacer propuestas en lo que respecta a servicios públicos, que puede convertirse en guías y brazos técnicos operativos de este movimiento que va a empoderar a la ciudadanía a quejarse, por qué quejarse y cómo hacerlo.
Prensa Fundación Construyen País
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