¿Por qué soy candidato? por Armando Amengual

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Hasta hace pocos días, mi decisión se limitaba a cumplir con la mitad del derecho al sufragio: votar.
Es el ladrillo inicial para edificar la democracia. En las condiciones de nuestro país es, además, la forma de ser demócrata igual que un panadero hace panes, un médico ayuda a sanar o un maestro enseña a aprender
Pero mi decisión dejaba afuera la otra mitad del derecho que establece la Constitución: la de ser elegido. Que haya candidatos es lo que nos permite elegir, entre todos los postulados, a personas a las que podamos confiarles nuestra representación  y entre las tarjetas apoyar una que presente propuestas viables de cambio y no termine siendo la oficina del gobierno para las relaciones con los descontentos.
Acepté ser postulado por la tarjeta de la U porque quiero la unión y el progreso de todos los venezolanos. Pertenezco a una generación que quiere construir, generar los cambios que todos queremos, sin resentimientos, frustraciones, sin aplastar unos a otros, pero si sumarnos todos.
Influyeron en este segundo paso una inspiración, una motivación y una razón.
La inspiración es que esta tarjeta la promueve Eduardo Fernández, una autoridad Democratica de este país, un líder de causas, un demócrata cuya convicción lo llevó, a todo riesgo, a enfrentar un golpe que las cúpulas aplaudieron.  Un hombre honesto, capaz de dialogar sin ceder en sus principios. Uno de los ejemplos para hacer grande la política.
La motivación es darle voz, apoyo y fuerza a los que aún detienen la destrucción del país trabajando, produciendo, luchando por prestar ayuda a los enfermos o enseñar a las jóvenes generaciones. No puedo quedarme en casa tranquilo, de brazos cruzados, esperando el lamento del 2005, sabiendo que centenares de miles de carabobeños no salen a luchar por la democracia porque cada día tienen que bregar duro contra el hambre y el Covid 19.
No puedo ser insensible ante niños, abuelos, discapacitados, desempleados y de jefes de familia, hombre o mujer, que están a punto de perder sus pequeños negocios.
No puedo ser insensible ante el sufrimiento de miles y miles de mujeres que sufren por Maduro -y no por amor- cuando los hijos se le van, les destruye la familia, tienen q estirar la plata, viven con la angustia para que no les maten a los muchachos y pare de contar.
No hay derecho a la indiferencia en este cruel tiempo que azota a la república.
¿La razón?
Meterle el hombro a quienes hoy en la calle estimulan y defienden el ejercicio del voto ante un gobierno que no hará más elecciones si lo dejamos que imponga su poder comunal.
Bajarle el dedo al autócrata y mostrarle al mundo que hay un pueblo generoso y valiente que rechaza, en activa resistencia pacífica, la perpetuación ilegal e ilegítima de Maduro, Cabello o Vielma Mora, o al de moda.
Poner fin a una destrucción del país que nadie quiere tolerar. Sin duda, que el primer paso es votar para castigar a este gobierno del hambre.
Inspiración, motivación y razón se unen en la pasión que nos hermana a todos: dar la nueva batalla de Carabobo para que vuelva a nacer una patria unida, justa, de trabajo, producción y soberanía.
Esa pasión de Carabobeños alumbra una causa que mantendremos en alto hasta el triunfo de la libertad: ser el baluarte para devolver la justicia, el trabajo y el bienestar a la gente que este gobierno esta sacrificando, incluso contra la voluntad del pueblo chavista que hoy busca otro camino.
Hoy más que nunca, te pido
VAMOS A VOTAR, con dignidad, con rebeldía, hay una opción en la tarjeta de la U, de la Unión y del Progreso, no legitimes a Maduro pero tampoco le entregues el arma más poderosa que tenemos los Venezolanos libres, y esa arma es EL VOTO…!
#FuerteAbrazo
@ArmandoAmengual
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