¿Sabías que los hombres también son víctimas de violencia doméstica?

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La violencia intrafamiliar es cualquier tipo de abuso de poder por parte de un miembro de la familia sobre otro, pero vale destacar que para que se considere que existe violencia intrafamiliar en un hogar debe haber una actitud violenta repetitiva.

Si bien el confinamiento es una situación que puede generar estrés en las personas y afectar su salud mental de diferentes formas, en ocasiones, esto puede desencadenar reacciones o comportamientos negativos que crean un mal ambiente en la familia.

La violencia intrafamiliar también es conocida como violencia doméstica, y es la que se da entre los miembros de una misma familia. A través de la violencia intrafamiliar se pone en riesgo a los individuos en tres niveles: físico, emocional y psíquico.

Frente a estas situaciones es importante saber que la violencia intrafamiliar se da básicamente por tres factores; algunos de ellos son la falta de control de impulsos, la carencia afectiva y la incapacidad para resolver problemas adecuadamente, además en algunas personas podrían aparecer variables de abuso de alcohol y drogas.

Esta violencia puede tener múltiples consecuencias a nivel físico y psicológico, tanto para las víctimas directas como para otros miembros del hogar como los niños, niñas y adolescentes presentes.

Por eso, además de tener consecuencias que pueden llegar a ser críticas o fatales, puede afectar la forma como nos relacionamos con los demás, como ejercemos nuestros derechos, tomamos decisiones, e incluso como desarrollamos nuestra personalidad.

Desafortunadamente, algunas de las formas en las que se ejerce la violencia intrafamiliar están invisibilizadas o naturalizadas en la sociedad, por lo que no son reportadas.

En ocasiones las consecuencias psicológicas son progresivas, por lo que las personas no son conscientes de la importancia de obtener atención oportuna frente a estas situaciones.

La violencia no es solo contra mujeres

La violencia familiar, también conocida como violencia de pareja, ocurre entre personas que tienen una relación íntima. La violencia familiar contra los hombres puede adoptar muchas formas, entre ellas, maltrato emocional, sexual y físico, y amenazas de abuso. Puede suceder en relaciones heterosexuales y homosexuales. No solo se da en mujeres, es por esto que las relaciones abusivas siempre suponen un desequilibrio de poder y control. La persona que maltrata usa palabras y tiene comportamientos intimidantes e hirientes para controlar a su pareja.

Es posible que no sea fácil reconocer la violencia familiar contra los hombres. Al comienzo de la relación, la pareja puede parecer atenta, generosa y protectora de una forma que luego resulta ser controladora y aterradora. Al principio, el maltrato puede aparecer como acontecimientos aislados. Es posible que la pareja se disculpe y prometa no volver a maltratarte.

Una realidad silenciosa

Por lo general los hombres no denuncian por numerosos motivos entre ellas la falta de apoyos jurídicos, las leyes en materia de protección a hombres maltratados son prácticamente escasas, miedo al ridículo, vergüenza de reconocerse víctima en una sociedad en la que, precisamente por atribuciones de género, el sexo masculino “deber ser fuerte”.

Entre los rasgos de los diferentes tipos de maltrato se destacan:

Degradación se da cuando la agresora busca reducir el valor de la persona. Llega a crear una dependencia hacia la persona que lo hace y puede llegar a considerarse merecedor de ese maltrato. (Eres tonto, ni siquiera sirves para…)

Cosificación se manifiesta cuando la agresora trata de convertir a la otra persona en un objeto, carente de deseos, necesidades o elecciones.

Intimidación la agresora causa miedo o temor, puede provocarle ansiedad el encontrarse todo el tiempo alerta, pendiente de lo que pueda pasar o lo que pueda hacer la otra persona haciéndose habituales las amenazas (¡vete de casa!, me voy a marchar con tus hijos y te vas a quedar solo, como sigas llegando tarde un día me vas a encontrar muerta).

Sobrecarga de responsabilidades, ella le exige que se haga cargo de forma total, de las responsabilidades o de los problemas.

Privación, consiste en limitar o reducir la posibilidad de satisfacer las necesidades sociales, personales y laborales del maltratado.

Distorsión de la realidad subjetiva, se da cuando la agresora transforma la percepción del otro. Al hombre se le crea una sensación de confusión, de duda constante.

Estrategias defensivas, consiste en trasladar la responsabilidad de la violencia a la propia víctima. El hombre se siente culpable y responsable de la violencia que sufre.

Violencia física, es una agresión contra el otro, no tienen por qué causar lesiones graves.

Expertos en el área recomiendan que si existe duda sobre el maltrato, lo ideal es dar un paso atrás y analizar los patrones generales de la relación. Recuerda: en una relación abusiva la persona que tiene este tipo de conducta a menudo es el abusador y la persona que recibe el maltrato es el abusado.

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