El ingreso de parásitos al organismo origina en la mayoría de los casos problemas de salud muy severos. La Revista CyT de la Universidad Nacional del Nordeste entrevistó al doctor Jorge Horacio Espíndola, investigador y profesor de la Cátedra de Farmacología de la Facultad de Odontología y Jefe de Trabajos Prácticos adscripto en las Cátedras de Pediatría; Terapéutica Pediátrica, Terapéutica Farmacológica y Clínica Médica V de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE).
Además de aportar información sobre causas, signos, síntomas y prevención de esta patología, Espíndola tira por tierra algunas creencias populares como aquellas que “cuanto más grande es el parásito, peor es la enfermedad”, o que “el parasitado siempre es flaco”; “si no tiene picazón en la nariz y en la cola, no está parasitado”. Estas y otras afirmaciones no hacen más que dilatar el diagnóstico de esta enfermedad.
Para dar una magnitud a esta patología, el profesional calificó a la parasitosis “no solo un problema médico, sino más bien un grave problema sociocultural”.
-¿Es difícil diagnosticar una parasitosis?
La parasitosis intestinal confunde a muchos profesionales, que no la conocen en profundidad, no la tienen en cuenta o la descartan con análisis equivocados. Los parásitos viajan en colectivo, van al trabajo, a la escuela y están en la casa. Para que se tenga una idea, el 50 por ciento de la población infantil de nuestro país está afectada de parasitosis.
-¿Qué tipo de parásitos provocan este tipo de patologías?
Por mencionar algunos se pueden destacar los parásitos Ancylostoma duodenale y Necator americano, Giardias lamblia (lambliásis), Blastocistis hominis (Blastositosis), amebas (Entamoeba histolítica, peuk, nana, “el Complejo histolítico”), Amebiásis y Ascaris (Ascaris lumblicoides variedad hominis, Toxocara canis, Toxocara felis), entre otros.
-¿Cuáles son los signos de la parasitosis intestinal?
Existen dos formas de manifestarse la acción tóxica parasitaria. La primera podría llamarse “general”, en las que están involucradas los problemas digestivos: mal aliento, apetito inestable, constipación, diarreas, acidez, cuadros apendiculares o vesiculares, gastroenteritis, etc. Las toxinas parasitarias, provocan un bloqueo de la absorción de los alimentos a nivel de la mucosa intestinal, que provoca en muchos casos la delgadez de muchos parasitados. Un hecho curioso que presentan casi todos los parasitados es la intolerancia alimenticia denominada “discontinua” “Hoy sí, mañana no”.
La segunda manifestación es la tóxica propiamente dicha. Se desarrollan lejos de donde los parásitos están alojados y lo hacen por intermedio de sus toxinas. En estos casos hay que advertir a pacientes y profesionales que cuando existe una sintomatología típica de una enfermedad determinada, la cual tratada convenientemente no tiene como resultado la mejoría; “sientan la necesidad de pensar en una posible parasitosis intestinal”. Años de observación, recopilación de datos, estadísticas severas, interrogatorios exhaustivos, respaldan esta posición.
-¿En los niños que síntomas presenta la parasitosis?
Estos son algunos picazón en la cola, nariz ojos u oídos. Por las mañanas pueden encontrar la cama revuelta, debido a movimientos incoordinados durante el sueño. También puede manifestarse casos de bruxismo. Son frecuentes los dolores de cabeza o estómago. Es común que se resfríen a menudo o tengan anginas a repetición.Le suelen salir manchas en la piel o urticaria. Hay chicos que son de tener mucho apetito pero que a pesar de su ingesta abundante no suben de peso.
-¿Cómo afecta esta enfermedad a los diferentes sistemas del organismo?
Hay síntomas característicos. Por ejemplo el Sistema Nervioso Central, la persona parasitada manifiesta angustias, irritabilidad, insomnio, inestabilidad emotiva, desgano, pérdida de la memoria y capacidad de concentración, trastornos de conducta en el niño escolar. Hay casos de convulsiones “de tipo” epilépticas en muchos niños, adolescentes y adultos que son rotulados de epilépticos y son tratados con todos los fármacos conocidos para esa enfermedad. Pasa el tiempo, el tratamiento no causa efecto por un motivo de fondo: no son epilépticos, sino que tienen la sintomatología de tipo epiléptico causada por la parasitosis múltiple que presentan.
En el aparato respiratorio causan un deterioro relevante. Cuando la parasitosis intestinal es de larga data podrá dar sintomatología “de tipo asmático”. Las bronquitis alérgicas tienen en el parasitado el mismo origen y tratamiento. Crisis de estornudos; síntoma frecuente; muy molesto que se asocia a picazón y secreción nasal y ocular, sinusitis.
A nivel periférico en el aparato circulatorio la parasitosis puede provocar calambres, hipotensiones rebeldes a todo tipo de tratamiento clásico debido a que los parásitos segregan, sus toxinas y una sustancia llamada Histamina, vasodilatadora, que provoca la caída de la tensión arterial causando cansancio, decaimiento, mareos y cefaleas. Las cefaleas del parasitado se deben a la acción histamínica. También las úlceras varicosas de antigua data, que con todos los tratamientos clásicos no cierran, se deben a que las toxinas parasitarias provocan que esa zona este mal irrigada, por tanto el organismo no puede regenerar la zona ulcerada.
Muchas veces los padres consultan por aparición de Enuresis (chicos que se orinan en la cama) que no siempre implica trastornos afectivos o de conducta. En adultos, prostatitis, cistitis a repetición, pielitis, nicturia, hematurias, úlceras o lesiones en glande, impotencia sexual e incontinencia urinaria.
-¿Quiénes sufren de parasitosis intestinal?
Las enfermedades parasitarias afectan a diversos grupos de poblaciones de todas las edades y sexos. Las cifras de infección varían de acuerdo con las características ecológicas, humanas y sociales. El conocimiento acerca de la distribución y prevalencia de las infestaciones y enfermedades parasitarias es insuficiente, por los precarios recursos para su estudio y control epidemiológico. En las zonas rurales, no hay niño que se salve de alguna enfermedad parasitaria y que en general están afectada al mismo tiempo de una sola parasitosis, sino de varias, son la consecuencia de la desinformación y la imposibilidad de resolución del problema. Sin embargo en las principales capitales del país también se encuentra un panorama similar.
-¿Qué medidas de prevención es conveniente tener en cuenta?
En realidad se trata de acciones sanitarias de alto costo y que consisten fundamentalmente en: Saneamiento Ambiental y de recursos hídricos; Mejoramiento de la viviendas y sus facilidades de higiene individual y familiar; Control de los vectores; Mejoramiento de la nutrición y la higiene de los alimentos; Educación sanitaria individual y de grupo; tanto para los enfermos como para sus familiares; Profilaxis farmacológica poblacional; Vacunaciones parasitarias (que están en fase experimental). Por supuesto un chequeo médico anual con un profesional capacitado que aborde la enfermedad con seriedad, para la detección y erradicación de la parasitosis intestinal.
Es llamativo que en la mayoría de los hospitales no existen servicios especializados en Parasitología. En muchos casos se cree que una parasitosis ya no existe, pero en realidad es que no se la diagnostica.
-¿El tratamiento de desparasitación es complicado?
Para nada. Eso sí, es de suma importancia hacer un tratamiento continuo cada cuatro meses, tomar la medicación correctamente, sin ningún tipo de interrupción. Sabido es que viviendo en zona parasitada, eliminar totalmente los parásitos es utópico, pues diariamente el medio ambiente favorece su reingreso. Los parásitos que traen problemas serios, son los antiguos y no los nuevos, así que haciendo tratamientos periódicos hacemos que el paciente esté libre de esa sintomatología.
Otra buena medida es que el tratamiento se extienda a toda la familia, ya que de otra manera la curación se hace lenta o imposible.
-¿Porqué se hace hincapié en desparasitar a toda la familia?
Están los contagios interhumanos, los besos, los abrazos, las toallas, las servilletas, la suela de los zapatos, las mascotas, el baño, las moscas y las cucarachas, cuando se hace la cama y se baten las sábanas, muchos vuelan y penetran por nariz y boca. Como se ve, es imposible no contagiarse dentro del grupo familiar, de ahí la importancia del tratamiento del grupo familiar y no sólo de la persona que concurre a la consulta, quien esta parasitada es la familia, quien está parasitada es la casa.
Giardias lamblia figura en la lista de parásitos intestinales. Además de ocasionar diarrea, los síntomas más comunes son gases, malestar general y dolores abdominales. En el organismo, este parásito afecta la absorción de nutrientes y en casos crónicos puede provocar un cuadro de desnutrición, especialmente en niños. Se estima que unos 200 millones de seres humanos son infectados anualmente por este parásito.
Deja una respuesta