Lo de le leyenda es algo que hace ya tiempo que va asociado al nombre de Manny Pacquiao y a lo que nos hemos acostumbrado como si fuera normal. Su victoria contra Keith Thurman, otro que ha pecado de confiado contra Manny, le eleva a una categoría de mito. Pac-Man se une a Bernard Hopkins (49 años), George Foreman (45 años), Thulani ‘Sugar Boy’ Malinga (41 años) y Bob Fitzsimons (40 años) en el quinteto de campeones mundiales mayores de 40 en el boxeo, y tras vencer a uno de los gallos de la categoría.
La gesta del filipino es enorme. El peso wélter reúne actualmente a muchos de los mejores boxeadores actuales, es la división más potente y a Pacquiao nadie le ha regalado nada. Ha sabido lidiar con la derrota y ha sabido boxear ante púgiles más jóvenes que él. No sólo no desentona sino que les gana bien, “entrando y saliendo”, como decía Thurman. Jamás nadie le sacó tanto partido a su 166 centímetros. ¿Se retirará? Dice que volverá el año que viene, aunque quizá se el mejor momento para colgar los guantes. Lo idóneo sería dejarlo en lo más alto.
Manny es el mejor de los últimos 20 años, cuando menos. Hay quien se ha atrevido a restarle mérito a algunos de sus triunfos más sonados, como contra Óscar de la Hoya por el simple hecho de que el angelino (que un año antes le había aguantado los 12 asaltos a Mayweather) contaba ya 35 años y no era el de antes. Sólo hubo que ver cómo boxeó el filipino esa noche. Nadie se le habría resistido aquel día. Cabría sin más recordar que el hoy senador de Filipinas pasó de pelear con Juan Manuel Márquez en 130 libras a hacerlo en 135 para su siguiente combate, con David Díaz (quinta categoría en la que fue campeón), y acto seguido dio el salto a 147 para enfrentarse al Golden Boy.
Esta carrera de casi 20 kilos de diferencia entre su primer título mundial (el mosca, 51 kg, en 1998) y el de más rango de peso que logró (superwelter, 70 kg, en 2010) no tiene parangón en la historia del boxeo. Hay quien cree que Manny se aprovechó de que Antonio Margarito fuera su contendiente por el título del superwelter… y tienen razón. Se aprovechó de un buen boxeador de 1,80 que no se enteró de que el bajito era mucho más rápido que él.
Poco negativo se puede decir del boxeador más emocionante desde Mike Tyson y uno de los más carismáticos desde Ali. Quizá Maywether le ganara sobre el ring y en el PPV, pero Pac-Man siempre será el campeón del pueblo, un guerrero, el último mohicano del boxeo. Esto lo sabe tan bien ‘Money’, que hasta ha promovido las peleas a su antiguo rival porque, tras Canelo, sigue sigue siendo el rey de la taquilla. En cada pelea quita la razón a quienes le quieren jubilar.
A Pacquiao comenzamos a admirarlo cuando se trasladó a pelear a Estados Unidos y se presentó ante el gran público, allá por 2001 (aunque ya había sido campeón del peso mosca en 1998, con 20 años, y se había labrado una reputación en casa), pero la categoría de mito la alcanzó tras su derrota contra Juan Manuel Márquez en el que era su cuarto pleito con el mexicano, el que perdió por un KO que nadie olvida. Venía de caer de manera injusta contra Timothy Bradley, y por primera y última vez sumaba dos derrotas seguidas. Después de casi un año alejado del ring, emergió como el campeón que era y, tras vencer a Ríos, recuperó su trono contra Bradley. Pocos se han levantado así.
Es cierto que se volvió más cauto, pero aquello le hizo un boxeador más adecuado para su rango de edad y quizá sea por eso que aún hoy le hemos visto sobre un ring a sus 40 años fajándose con un campeón de 30. “Aprendí una lección después de aquello: a ser paciente. Fui imprudente cuando él se tambaleaba”, recuerda el boxeador cada vez que le preguntan por aquella derrota. Freddie Roach, hoy de nuevo el entrenador jefe en la esquina de Pac-Man, lo decía: “Sabe que un KO y que una derrota forma parte de la vida. Lo entiende y lo acepta mejor que ningún otro boxeador que haya conocido”.
Foto:Marca
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